Manuel Camacho Solís
El Senado puede desatorar al Estado
19 de abril de 2010
2010-04-19
El Estado mexicano está atrapado por una política de seguridad equivocada. Entre más se empeñe el gobierno en sostenerla, será peor para la sociedad y para sí mismo. Por la propia dinámica que ha generado, le es muy difícil modificarla. Quien está en posibilidad de tener una intervención constructiva es el Senado. Su responsabilidad es grande, pues no basta con revisar la legislación. Se necesita encauzar en una nueva orientación y conseguir el debido respaldo político, indispensables para romper el círculo vicioso de la violencia que genera más violencia, la ilegalidad que genera más ilegalidad y el consecuente incremento terrible en el número de muertos.
Hay una serie de supuestos y tentaciones que han contribuido a las decisiones equivocadas. Asesores que sostienen que es inevitable que aumente la violencia y que esto es hasta positivo, pues ella ocurre entre las bandas de la delincuencia. Imitaciones extra lógicas del ejemplo colombiano, donde se mira el final, pero no el proceso. Contagio del pensamiento de los neoconservadores norteamericanos que vieron en la extensión de la guerra contra el terrorismo la oportunidad de un reposicionamiento estratégico de su país y su propio poder interno. Falta de experiencia en el manejo de los asuntos de seguridad y fascinación con la sensación de poder que el despliegue de la organización militar provoca. Ausencia de una posición clara frente a las presiones de Estados Unidos y, de parte de ese país, una política inercial, sin visión. Utilidad política al convertir el miedo en un sustento del control social y aprobación en las encuestas.
Cuando se reconstruya con objetividad y rigor analítico cómo fue que se metió el gobierno a la grave situación que hoy se vive (en los últimos años y en los años previos), se verá que estamos metidos en una auténtica “marcha de la tontería”. Como enseña la historia mundial, es muy difícil salirse de éstas.
El enfoque exclusivamente policiaco-militar lleva a que cada ventaja que se obtenga por el uso de la fuerza, pueda ser rápidamente compensada por las organizaciones criminales. La creencia de que entre ellos se anulan es falsa porque tienen a su disposición una reserva de jóvenes prácticamente ilimitada y en el camino se destruye de forma irreparable una importante parte del tejido social mexicano. La falta de acción en los sectores financiero y social, se traduce en una mayor concentración del conflicto en el espacio de la violencia. Las acciones ilegales llevan al ocultamiento de la información, a la complicidad y a generar nuevas y peores ilegalidades.
Está en manos del Senado detener este proceso y ofrecer un encauzamiento que sea benéfico para la sociedad, el estado de derecho, el Ejército y el propio gobierno. Su papel es encauzar. Es el momento de la creatividad, la responsabilidad y de actuar con autoridad política. Es el momento de no quedarse cortos. Las decisiones que tomen los senadores serán, por acción o por omisión, las más importantes de su Legislatura.
Coordinador del Diálogo para la Reconstrucción de México (DIA)
Fuente: El Universal
Difusión AMLOTV
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