Si bien es cierto que los principales responsables de la salud de los menores, son los padres. Primordialmente las madres, que son (o debieran ser) las que dan de comer.
Decía el inmenso Napoleón: “todo lo que un hombre llegue a ser se lo deberá a su madre”. En el caso de él, seguramente su señora madre debió de haberse sentido muy halagada. Aunque quizá no todas compartan ese pensamiento.
En el específico caso del sobrepeso y sus consecuencias, como la diabetes o la hipertensión, son aún más responsables todavía. Ya que estos padecimientos son generalmente por la forma en que se alimenta al menor.
Y no obstante la abulia y la falta de consciencia de los padres al darles dinero a sus hijos para que compren en la escuela cosas que dañan su salud, lo que es casi inaudito, en vez de prepararles ellos mismos alimentos sanos.
El Estado no puede soslayar la responsabilidad que tiene al permitir que la comida chatarra se expenda en los centros educativos, y hacerse a un lado en lo concerniente a la salud; y menos cuando se trata de menores de edad.
El que los honorables diputados se hayan reunido en el pleno para analizar el problema del sobre peso en los estudiantes y dictaminar que deben hacer ejercicio, cuando menos 30 minutos al día, es insuficiente y ridículo.
Además de que eso se hacía hace años (ignorando el porqué dejo de hacerse. La materia se llamaba Educación Física)
Y sin dictaminar que en las cooperativas y tiendas escolares debe de prohibirse la venta de es tipo de comida de poco valor nutritivo, es no tomar la responsabilidad en serio.
Además de ignorar que la salud es el más preciado de los tesoros y la primera de las libertades. Pero al parecer hemos llegado al tope de la corrupción y la estulticia, cuando el dinero está por encima de la salud de nuestros hijos.
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