lunes, 6 de diciembre de 2010

Peña Nieto en la casa de los espejos





Peña Nieto en la casa de los espejos

En su encantadora “agenda del yo”, Vicente Fox tiene una amplia variedad de espejos, y si uno de ellos no le dice la verdad que él quiere escuchar, lo cambia.

Un boletín de prensa resume el encuentro que ha desatado especulaciones en la clase política.

Al evento “Presidente por un Día”, celebrado en el Centro Fox con un río de chiquillas y chiquillos, acudió el gobernador Enrique Peña Nieto para después tener una reunión privada con el ex mandatario Vicente Fox.

Una estampa que retrata la mutación del sistema político mexicano, que ha dejado atrás la promesa de cambiar y ha consolidado la alianza para no cambiar.

¿Qué razones llevan a Fox a tener esta sorprendente agenda con el presidenciable Peña Nieto, además de otras vistosas y frenéticas actividades?

La agenda, para los que no conocen al ex presidente, les puede parecer ingenua, inexplicable o confusa. Pero está muy bien definida y concentrada en él: es “la agenda del yo”.

El pasado miércoles 1 de diciembre, en el programa radiofónico “Horizonte”, del Instituto Mexicano de la Radio (Imer), el conductor Mario Campos preguntó al ex presidente: “¿Cargó los dados contra López Obrador?”.

La respuesta vanidosa lo pinta: “Pues claro que sí, en lo que pude, claro que sí, y es democrático. Por eso lo digo yo y lo dije: ‘Fue un segundo triunfo para mí’”.

Los cuentos de hadas, como lo dijo Chesterton, se contienen muchas virtudes y vicios que explican el comportamiento humano.

A la mayoría de las personas no les interesa "lo que es", sino "cómo se ven" o, qué tipo de imagen proyectan. Y eso es lo más recurrente en el ex presidente de México.

Un pasaje del cuento infantil “Blanca Nieves” retrata esa idea.

La nueva Reina poseía un espejo mágico que podía responder todas las preguntas que ella le hacía. Pero la pregunta más importante para ella era ésta: “Espejo mágico, ¿quién es la más hermosa del reino?”.

Invariablemente, el espejo le respondía: “¡La más bella eres tú!”.

Para alguien con perfil histriónico-egocéntrico (según dice el diagnóstico del estudio psicológico que le realizó el Vaticano a Fox) no habría mejor forma de pasar a la historia que como el único presidente que ganó la elección presidencial dos veces para su partido, como él mismo no se cansa de presumir.

Y que, en contraste, su sucesor hiciera que su partido perdiera la silla presidencial. Aunque parezca absurdo, seguramente sobre esto cavila el ex presidente al mirarse en el espejo cada mañana.

Esta circunstancia lo ha llevado a chocar irremediablemente con el presidente Felipe Calderón.

Tal vez eso explique la llegada del secretario de Gobernación Francisco Blake al Centro Fox un día después del encuentro entre Vicente y Peña Nieto.



Para informar sobre la presencia de Blake, el Centro Fox emitió un escueto comunicado que informa que el secretario Blake y Vicente Fox: “Desayunaron en el restaurante de la Ex-Hacienda San Cristóbal en donde sostuvieron una reunión privada para tratar asuntos de interés nacional”.

La agenda del gobernador del Estado de México en el Centro Fox es menos enigmática. Él está en su juego y aprovecha todos los foros que lo pongan en los medios de comunicación.

Y qué mejor lugar que el Centro Fox y su evento “Presidente por un Día”. La ganancia es contundente para el priista que busca suceder a Felipe Calderón en Los Pinos.

Fox puede apuntar que ha invitado al presidente Calderón y éste no va.

Pero el personaje que va adelante en las encuestas rumbo a la Presidencia aprovecha perfectamente el espacio y establece tratos para mantener un eje mediático San Cristóbal-Edomex, el cual se puede usar en el momento que se requiera.

En este circo, la respuesta de Felipe Calderón no se hizo esperar.

El evento del Auditorio Nacional, que originalmente fue preparado para festejar los 10 años de la llegada del PAN a la Presidencia de la República, fue recortado a una actividad para que la burocracia panista celebrara el cuarto año de gobierno de Felipe Calderón. Fue notoria la ausencia de Vicente Fox.

Así se evidenciaba públicamente la profunda división entre presidente y ex presidente.

Mientras el Centro Fox publicaba un balance de los 10 años del gobierno en manos del PAN, la Presidencia publicaba cifras que pretendían dar a conocer la ventaja del gobierno de Felipe Calderón con respecto al de su antecesor.

Habilidoso para colocar la nota, Vicente Fox ha disparado frases cortas de alto impacto noticioso, como sólo él sabe hacerlo.

Como aquello de que el gobierno (de Calderón) no se sienta “la mamá de Tarzán”. Esto luego de que Felipe Calderón hiciera señalamientos sobre el problema de las drogas en una entrevista para la BBC de Londres.

“Creo que (Fox) cometió muchas equivocaciones en este asunto, quizá la más importante fue la de no actuar a tiempo con el mismo. Creo que si México hubiera comenzado a luchar contra este problema hace 10 años, estaríamos hablando de un asunto completamente diferente”, afirmó Calderón.




Choque absurdo, porque los dos personajes han trabajado con el mismo equipo humano en las áreas de seguridad.

La realidad es que en la agenda de Vicente Fox no son importantes los temas de la droga, la seguridad, la educación o su nueva moda de despertar al líder que todos llevamos dentro. Ni siquiera la sucesión presidencial, ni defender a Espino o a Creel.

Fox ya ha demostrado suficientemente que se puede adaptar y convivir con quien sea y olvidarse de sus aliados. Todos los temas que pone en circulación tienen el mismo propósito: estar vigente en su particular “agenda del yo”.


Como buen vendedor, sabe usar frases de impacto: “A mí que me trasculquen”, “Te reto a no mentir”, “Aunque sea unos frijolitos”, “¿Y yo por qué?”, “Duro y dale”.

Todas, frases que le generan simpatía personal, pero que no lo convierten en ejecutor del cambio que se esperaba en México.

Las expectativas sobre su gobierno se fueron diluyendo, y en las encuestas se apreciaba el desencanto.

José Antonio Crespo citó en el periódico Excélsior (junio 20 de 2008) las encuestas que hizo Consulta Mitofsky en 2005:

“La alta popularidad que mantuvo Fox durante todo su sexenio lo era más por motivos de simpatía personal que de desempeño.

“Al desglosar esas encuestas en esos dos componentes, entonces el presidente no salía tan bien parado. Por ejemplo, en 2005, Fox tenía una calificación de 6.8. Pero, de 2000 a 2005, quienes creían que Fox tenía suficiente experiencia pasaron de 60 a 26 por ciento.

“Liderazgo para dirigir al país, de 69 a 25 por ciento; capacidad para resolver los problemas, de 66 a 28 por ciento; honradez, de 61 a 35 por ciento; preocupación por los pobres, de 64 a 34 por ciento”.

Pero Vicente Fox es un personaje fascinante, con una alta capacidad de acomodo y adaptación. Por ejemplo, ahora vende motivación, y aprovecha su carisma para abordar temas al más puro estilo de autoayuda. Usa todo antes que encontrarse con la verdad.

Total, como dijo Groucho Marx: “Éstos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”.

En su encantadora “agenda del yo”, si un espejo le dice la verdad, Fox lo cambia.

Fuente: Reporte Indigo
Difusión: AMLOTV

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