Dentro de las acciones de desobediencia civil pacífica que podemos implementar desde ahora (idea del compañero Héctor), están el bloqueo a los productos y empresas que se han encargado de sumirnos en esta crisis política, económica y social. Para ello no necesitamos organizarnos, simplemente se requiere que tomemos plena conciencia, de lo que representan éstas, para decidir mandarlas al carajo. También, mandemos al carajo a la clase política parásita que nos desgobierna, claro esta.
Si usted es de las personas que piensan que nada se puede hacer, que ya todo está dado, que es maldición de dios lo que nos pasa, que la Luna inundó Tabasco, etcétera, permítame decirle que es usted un soberano, centenario y bicentenario, pendejo.
Una de las pocas ventajas que aun tenemos usted y yo, que vivimos en esta dictadura disfrazada de “democracia”, es la de decidir que productos y servicios consumir. Todavía tenemos esa libertad de elección y debemos ejercerla al máximo para intentar disminuir el poder y las ganancias de los oligarcas que nos desgobiernan.
Lo invito a que reflexionemos sobre lo siguiente:
Las empresas que nos atiborran de basura (comidas y bebidas chatarra) continúan obteniendo jugosas ganancias gracias a que nosotros no hemos tomado conciencia de lo dañino que son sus productos para nuestra salud. Incluso, hay reportes especializados en los cuales nos alertan sobre alergias y enfermedades causadas por los adictivos, hormonas, transgénicos y demás porquerías que utilizan para su elaboración.
También, tengamos conciencia que éstas empresas son las mismas que impusieron a un pendejo (Sabina dixit) en la pestilencia de la República, me refiero al enano fascista, corrupto y sicópata de Calderón.
Con tal de seguir gozando de privilegios, entre los cuales están: no pagar impuestos, hacer monopolios, imponer altas tarifas a sus productos y/o servicios, explotar a la clase trabajadora, utilizar transgénicos para la elaboración de su basura, contaminar nuestros ríos y playas, etcétera, la oligarquía impuso a un ser perverso y a su PANdilla, los cuales tienen como cómplices a los del PRI, PRD, PANAL, VERDE y, en menor medida, al PT y Convergencia. Por ahora no me distraeré hablando de las mafias partidistas. Ya hablaré de ese tema en otro artículo.
¿Se ha puesto a pensar cuánto dinero gastamos consumiendo basura? En lugar de apoyar y comprarle al pequeño productor y/o empresario honesto, que no tiene los recursos para anunciarse en los medios masivos de manipulación, preferimos seguir comprando lo que sale en la “tele”. Ya no sigamos siendo esclavos de la televisión.
Estas empresas han incrementado sus ganancias, en plena crisis mundial, tanto que ahora son más ricas que antes. Han incrementado sus utilidades a costa de la salud, economía y salarios de hambre de los mexicanos. ¡¡¡Porque nosotros seguimos comprando su basura!!! ¡Síganle pendejos! Dirían por ahí…
Lo invito a que ya no consuma productos basura. Busquemos sustitutos cuando los haya. En lugar de tomar Coca-Cola prefiera un Boing o una Lulú, el cual es producido por una cooperativa 100 % mexicana y que no utiliza transgénicos para la elaboración de sus productos. En lugar de comer Bimbo, Sabritas, Marínela, etcétera, mejor vayamos a la panadería más cercana y consumamos el pan que elaboran día a día estos comercios. Hay algunos productos que no podemos sustituirlos, pero si podemos eliminarlos de nuestros hábitos alimenticios. Dejemos de comprar el mandado en ¡el súper! o ¡en la comer!, mejor vayamos a los mercados sobre ruedas y/o públicos para surtirnos. Con ello generamos empleos y disminuimos las ganancias de los parásitos.
Recuerda que somos lo que comemos, bebemos, leemos, escuchamos, vemos y creemos. Tomemos conciencia y no sigamos lamiendo el látigo de nuestros verdugos.
POR SALUD MENTAL, APAGA LA TELEVISIÓN.
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