Intereses políticos, atrás de los ataques a la UACM
Antes de censurar tendrían que conocer a fondo la institución
A pocas semanas de que concluya su gestión, hace un balance de lo alcanzado y los pendientes en esa casa de estudios. Estamos acostumbrados a una educación centrada en la mera transmisión de información y no a la fincada en la construcción de conocimientos
Manuel Pérez Rocha, rector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, expuso la problemática por la que atraviesa esa casa de estudiosFoto Carlos Ramos Mamahua
Bertha Teresa Ramírez
Periódico La Jornada
Miércoles 21 de abril de 2010, p. 41
A nueve años de su creación, y en medio de la batalla para garantizar su financiamiento, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) llega a la culminación de su primera rectoría, constituida por una comunidad universitaria bien integrada, y como una institución pública autónoma, afirma el rector Manuel Pérez Rocha.
Desde su creación, la UACM ha recibido, en promedio, 3 mil estudiantes de primer ingreso cada año, cantidad ínfima si tomamos en cuenta la enorme necesidad educativa que hay en la ciudad, pues son más de 100 mil los aspirantes que cada año se quedan al margen de la educación superior, señala durante una entrevista con este diario en la sala de juntas de la rectoría, a escasas horas de presentar su último informe ante el Consejo Universitario.
–¿La universidad ha cumplido las metas que originalmente se planteó?
–Es significativo que haya logrado constituirse en una comunidad universitaria muy bien integrada, pues se ha afinado el proyecto de la universidad. Por medio de las experiencias que se han ido teniendo, se ha constituido en una institución pública autónoma, pues tiene acceso absolutamente cualquier persona. El único requisito es que tengan su bachillerato concluido y en la medida del cupo de la institución
Hemos hecho lo que se ha podido
–¿Cuántos estudiantes han pasado por la UACM?
–Recibimos de primer ingreso alrededor de 3 mil estudiantes; el año pasado fueron 2 mil 800; el antepasado se contabilizaron 3 mil 200, cantidad ínfima si tomamos en cuenta las enormes necesidades que hay en la ciudad. Son más de 100 mil los aspirantes que cada año se quedan sin acceso a la educación superior; entonces contribuimos con una parte muy reducida, pero esto ha sido en función de los recursos y el poco tiempo que tiene la universidad. Hay quienes dicen que hemos crecido demasiado rápido. Yo sostengo que en términos de la necesidad apenas hemos hecho lo que se ha podido.
–¿Cuáles son los pendientes que le quedan a la universidad en lo académico y en materia de infraestructura?
–Un reto muy importante es flexibilizar los planes de estudio para responder a lo que era la política inicial de la universidad, que no se ha logrado plenamente. Se han rigidizado los planes de estudio, creo que esto tiene que corregirse. También desde el punto de vista académico es muy importante consolidar el modelo educativo que plantea: que las actividades de los estudiantes son tanto las clases como el estudio importante, apoyado con la tutoría y asesoría de los profesores. Creo que falta consolidar esta propuesta.
–¿Quiénes son las grandes voces que han hecho presencia en la universidad?
–Bueno, en primer lugar habría que mencionar al consejo asesor, que estuvo integrado desde un principio por el maestro Enrique González Pedrero, el doctor Luis Villoro, la doctora Elena Beristáin, el doctor Luis de la Peña, la doctora Esther Orozco, el doctor Horacio Flores de la Peña y la maestra Mónica Díaz Pontones. Ellos son los que constituyeron básicamente el consejo asesor; posteriormente se incorporaron la maestra Cristina Barros, la doctora Antonia Candela y el doctor León Olive, todos académicos distinguidos, principalmente de la Universidad Nacional Autónoma de México, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional y de la Universidad Autónoma Metropolitana.
–¿Cuál ha sido el énfasis que se puesto en materia académica?
–Lo que se busca es una formación integral del estudiante, una información básica muy sólida, por eso nuestros planes de estudio están divididos en dos ciclos, lo que llamamos el ciclo básico y el ciclo superior. En el ciclo básico se busca dar una formación muy sólida en humanidades y ciencias, para después, sobre esa base, el estudiante entre a los cursos especializados. De hecho, un estudiante al concluir el curso básico puede escoger diferentes carreras; esto ha complicado la planeación de la universidad, porque les damos esta facilidad de cambiarse, lo que dificulta la planeación de maestros, pero consideramos que es indispensable para que el alumno estudie lo que realmente quiere, y no esté obligado a estudiar cosas que no le interesan.
–¿Se puede hablar de alguna filosofía?
–Pues yo diría que son múltiples ideas que se han recogido desde todos los tiempos. Por supuesto, con una visión crítica, con un enfoque, si se quiere, constructivista del conocimiento. El conocimiento se construye y reconstruye de manera permanente y el estudiante lo construye. El conocimiento no se transmite como estamos acostumbrados a pensar; el estudiante construye su propio conocimiento por medio de su trabajo, ya delimitado por el maestro.
–¿Eso marca una diferencia con otras universidades?
–Por supuesto. A lo que estamos acostumbrados es a una educación muy verbalista y muy unidireccional, muy expositiva de parte del maestro, una educación muy centrada en la mera trasmisión de información y no realmente en la construcción de conocimientos.
–En su opinión, ¿a qué se deben los últimos ataques que ha sufrido la universidad?
–Yo creo que por intereses políticos, fundamentalmente, no lo veo de otra manera, porque si hubiera realmente el afán de construir, de hacer propuestas para que las cosas mejoren, no se actuaría así. Antes de opinar y de censurar tendrían que profundizar, meterse a fondo. Ésta es una institución ya muy rica, no se le puede diagnosticar con dos o tres datitos que se consiguen por ahí. Lamentablemente creo que son intereses políticos y no realmente un compromiso con las necesidades de los jóvenes.
–¿Qué tanto pesa el nombre de Andrés Manuel López Obrador entre los miembros de la academia y los estudiantes de la UACM?
–Andrés Manuel López Obrador decretó la creación de la universidad, declaró que no se iba a meter para nada, que iba a ser una institución plenamente autónoma, y lo ha cumplido a palabra, íntegramente. No ha tenido absolutamente ninguna intervención. Yo creo que en estos nueve años sólo una vez ha estado en la universidad, y fue cuando se realizó un foro sobre el tema del petróleo y esas cosas, y lo invitamos a que participara en una de las mesas redondas. Creo que es la única vez que ha estado Andrés Manuel López Obrador en la universidad.
Advierte un futuro promisorio
–¿Qué futuro tiene esta casa de estudios?
–Yo creo que espléndido. Creo que se ha constituido en una comunidad universitaria muy comprometida, muy bien formada, con una planta académica de lujo, con un estudiantado también muy entusiasta, y creo que esto garantiza un magnífico futuro para la universidad.
–Los recursos de la UACM ¿pueden ser manejados desde el ámbito del gobierno capitalino?
–No deben ser manejados desde el ámbito de gobierno. Precisamente, lo que marca la Ley de Autonomía y lo que señala la Constitución en su artículo tercero es que la UACM tiene la facultad de gobernarse, de administrar su patrimonio, etcétera. Entonces eso debe quedar muy claro: los recursos deben ser manejados por la propia institución.
–¿Qué tanto se respeta la autonomía de la UACM?
–Yo diría que, en términos generales, satisfactoriamente, pero, que lamentablemente la intervención que ha habido ahora, tanto de la ALDF como del GDF, mediante el presupuesto, es desafortunada, pero diría que antes de esto ha habido un respeto pleno a la autonomía de la universidad.
Fuente: La jornada
Difusión AMLOTV
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