Fausto Fernández Ponte
21 abril 2010
ffponte@gmail.com
Asimetrías
El Plan Arizona y el Plan Suchiate
Por Fausto Fernández Ponte
“Los mexicanos no sólo nos quitan empleos, sino que están mexicanizando Estados Unidos”.
Howard Duke.
I
El señor Duke es un estadunidense que militó en el Ku Klux Klan --su matriz ideológica— y, desde su nativa Luisiana y, hoy, en su adoptiva Arizona, piensa que los mexicanos en Estados Unidos son, en efecto, un peligro para su país.
Esos mexicanos –morenos y de baja escolaridad— no sólo no hablan inglés, sino tampoco comprensible castellano, pues sus decires son en la ancestral lengua náhuatl o en mixteco/zapoteco e incluso tzotzil y totonaca en aleación con el “castilla” campirano.
Son, pues, verdaderos “aliens”—ajenos, extraños, extranjeros-- y, por añadidura, “ilegals” (ilegales) para el estadunidense “blanco” medio. Son pues, verdaderos “ilegal aliens” que han invadido EU y amenazan con mexicanizarlo.
Por ello, arguye el señor Duke, “hay que expulsarlos de EU e impedir que continúen llegando a robarnos nuestros empleos y a amenazar nuestro estilo de vida y nuestra cultura. La nuestra es una sociedad cristiana, blanca; la de ellos es idólatra”.
Obvio antojaríasele al caro leyente que el señor Duke es un individuo que no está en sus cabales y que es, además, alguien a quien el “American way of life” (estilo de vida estadunidense) ha enajenado hasta la demencia.
Ésta mentalidad –como la que emblematiza el señor Duke-- es la que inspira la racionalidad de quienes han elaborado y aprobado una versión final de un proyecto de ley, a votarse en plenaria, en el Poder Legislativo del Estado de Arizona.
Los promotores de esa legislación pendiente de aprobación pretenden que, mediante dicha ley, si vigente, sea el instrumento jurídico-político más antiinmigrante en EU, pues criminaliza al inmigrante por el mero hecho de serlo o parecerlo y ser moreno.
II
Ese proyecto de legislación, según la gobernadora Jan Brewer, del Partido Republicano y asociada del senador John McCain, le permitirá a los ciudadanos de Arizona “recuperar el control de su territorio y de sus vidas”.
La mandataria señala que el proyecto de ley citado es una respuesta a la “laxitud” del gobierno federal en materia de inmigración, aunque en el fondo, según especialkistas en la materia, dicha legislación tiene móviles eelectoreros.
El señor McCain, principal opositor en la Cámara Alta, en Washington, al proyecto de reformas a las leyes en materia de migración e inmigración promovida por Barack Obama, trata de reelegirse para un período más en el Senado.
Y en pos de esa meta, el tema del “peligro mexicano” es esgrimido por el senador McCain para atraerse el llamado “voto antimexicano” que, en Arizona, tiene clientela densa. Los medios de difusión atizan el fuego de la histeria antiinmigrante.
Esto nos lleva al señor Duke, quien, sostiene, EU ya ha sufrido demasiado “africanización” –con la comunidad negra--. Negros y morenos, dice, son el mayor peligro para la integridad de la “cultura blanca cristiana” estadunidense.
¿Y el gobierno de México? Éste no ha emitido oficialmente sentir alguno acerca del asunto, pues ya es tradición que sus respuestas suelen ser tardías y a destiempo y de muy magra miga; ésta es, como añadido, fofa y esponjada.
III
Más fuere cual fuere la respuesta del gobierno de México, ella tendrá un telón de fondo ominoso, el del maltrato tanto sistémico –propiciado por el marco jurídico-- como sistemático a los migrantes centroamericanos que en ruta a EU atraviesan México.
Así, espejo fiel del que llamaríamos “Plan Arizona” es lo que también podría ser el Plan Suchiate”, que es el nombre del río que divide granran parte de la frontera de México con la hermana república de Guatemala, a la que nos une la historia.
Por el Suchiate ingresan a México millones de herrmanos centroamericanos, principalmente guatemaltecos, así como de El Salvador, Honduras y Guatemala y, , en mucho menor densidad, Costa Rica, país que ya genera migración hacia el norte.
Por supusto, no son pocos los centroamericanos que ingresan a territorio mexicano por El Petén y van a dar a Campeche y Tabasco, pero el grueso accede a nuestro país por Chiapas, de donde se derraman a Tabasco, Veracruz, Puebla y el Distrito Federal.
Pero desde el Suchiate (y El Pétén) hasta la frontera de México con EU, su sufrimiento es un verdadero vía crucis: sufren la depredación brutal –robo o despoojo, extorsión, secuestro, vejaciones, violaciones, muerte— de mafias de criminales.
Esos criminales están conformadas incluso por funcionarios del gobierno federal, así como por policías de la Federación –los de Migración y Caminos--, de los Estados y municipios, y profesionales endurecidos, desalmados, del secuestro y la extorsión.
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