La UACM en la encrucijada
Javier Flores
El recorte del presupuesto de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) es una de las noticias más extrañas que hemos recibido recientemente los habitantes del Distrito Federal y de todo el país. Yo recuerdo que en varias ocasiones el jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, ha criticado los intentos reiterados por reducir a nivel federal los recursos para la educación superior y la ciencia.
Por ejemplo, el 11 de diciembre de 2006, como describe una nota de Alejandro Cruz publicada entonces en este diario, el funcionario rechazó lo que calificó de visión de derecha y añadió: Estamos contra cualquier disminución de recursos, es un error, es una equivocación histórica. En la ciudad de México vamos a seguir otro proyecto.
También resulta extraña la postura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, integrada mayoritariamente por diputados de izquierda, que habría aprobado la disminución de recursos a un proyecto educativo y científico surgido de la propia izquierda en la capital.
Circulan además en el seno del Legislativo local diversas críticas al funcionamiento de la UACM, que van desde supuestas irregularidades en el manejo de los recursos que se le han asignado hasta la falta de claridad en su modelo educativo, pasando por una reducida eficiencia terminal.
Aquí no sorprenden las posiciones de los legisladores de los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional, quienes insisten en estos temas, pues se basan siempre en la hipótesis absurda de que cualquier daño que pueda procurarse a los habitantes del Distrito Federal se traducirá en beneficios electorales para ellos –aunque está claro, como en el caso del agua o del presupuesto a la ciudad, cuál es la mano que cierra la llave.
Como quiera que sea, y aun en el supuesto de que algunas de estas fallas fueran ciertas (mañana comparecerá ante la Asamblea el rector Manuel Pérez Rocha para aclarar o desmentir algunas de las críticas que han sido planteadas), el peor camino que se puede seguir es quitar recursos a esa institución, pues éstos son indispensables precisamente ahora para corregir deficiencias y rencauzar el rumbo de una universidad que es necesaria para atender la demanda educativa de los jóvenes en la ciudad de México. Hoy existe además una gran oportunidad para hacerlo.
Pérez Rocha concluye en estos días sus funciones al frente de la UACM y el Consejo Universitario designará, a más tardar el 7 de mayo, un nuevo rector o rectora de esa institución. La terna la conforman: Vicente Hugo Aboites Aguilar, doctor en educación, quien ha sido secretario general del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana y es un reconocido defensor de las universidades públicas; José Enrique González Ruiz, candidato a doctor en derecho constitucional, quien fue rector de la Universidad Autónoma de Guerrero entre 1981 y 1984 y es especialista en derechos humanos, y Esther Orozco Orozco, doctora en biología celular, reconocida investigadora en el campo de la genética experimental, que se desempeña actualmente como directora del Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal.
La UACM se encuentra en una encrucijada, pues, además de que enfrenta los problemas presupuestarios ya descritos, su Consejo Universitario tiene la gran responsabilidad de definir, a partir del perfil de su nuevo rector o rectora, el rumbo que tendrá esta universidad en los próximos años.
Yo tengo la fortuna de contar con muy buenos amigos entre el personal académico de la UACM, en cuya honestidad y buen juicio confío. La percepción que se tiene sobre el proceso para la designación de quien ocupará la rectoría es que se han trasladado al seno de esta universidad las pugnas que existen dentro del Partido de la Revolución Democrática.
Pero independientemente de que esto fuera así, la UACM es una institución autónoma y el Consejo Universitario deberá resolver, no en función de los intereses de un grupo o personaje, sino por un proyecto realmente académico y científico. Es la única opción que se tiene para corregir las fallas que se han presentado en los primeros 10 años de vida de esta institución, y es un requisito para que pueda alcanzarse el nivel que exige la enorme responsabilidad que se tiene con los jóvenes de la ciudad de México y con el país.
La Asamblea Legislativa debe cumplir con su parte, corrigiendo el desatino que cometió, mediante la restitución de los recursos económicos a la UACM; y el Consejo Universitario debe cumplir con la suya, optando por un perfil académico y científico, y no político, en su más alto nivel de dirección.
Fuente: La jornada
Difusión AMLOTV
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