martes, 23 de febrero de 2010

Cuando baja la marea


La voz de un hombre joven encendió la alerta. Era de madrugada y tocaba con insistencia las puertas de casas y zaguanes para despertar a la gente.

Al mismo tiempo, gritaba que ya venía otra gran inundación. Otra vez Chalco. Otra vez perderlo todo.

El boquete de 50 metros que se abrió en el Canal de la Compañía inundó toda la zona, lo cual afectó a más de 30 mil familias en el municipio mexiquense de Valle de Chalco, que estuvo dos semanas bajo el agua.

Mientras los vecinos luchaban por preservar sus bienes y proteger sus casas del agua, que parecía consumirlo todo, las autoridades se enfrascaban en una disputa partidista.

El gobierno federal, el estatal e incluso el del Distrito Federal se responsabilizaban mutuamente de la tragedia.

Una de las familias afectadas fue la de Yolanda Olivera Ayala. El patio trasero y la planta baja de su casa eran como una gran alberca de aguas negras. Así terminaron el trabajo y los sueños de más de 12 años.

Reporte Indigo estuvo en Chalco para conocer las historias de quienes año con año padecen los efectos de las inundaciones.

Estos son los testimonios de algunas personas que viven en el famoso municipio mexiquense número 122, el de Salinas de Gortari y su programa Solidaridad, recuerdo de la efervescencia priista y uno de los más pobres del país.



1. ¿GOBIERNO QUE CUMPLE?

Yolanda Olivera y un puñado de vecinos de la Colonia San Isidro, en Valle de Chalco, decidieron salir a protestar y a manifestarse por la falta de ayuda.

A 15 días de que se desbordara el canal, la casa de Yolanda y su negocio seguían bajo el agua.

Del pequeño local que servía como tienda de abarrotes, regalos y boutique de ropa, ya no quedaba mucho.

“Ahorita todo se fue: refrigerador, licuadora, trastes, sala, comedor, todo. Vinieron un rato a apoyarnos los de policía estatal y nos dijeron: ‘pues, bueno, ya nos cansamos, nos retiramos’”.

Empujada por la necesidad, y cuando vio que la maquinaria del gobierno ya se retiraba de la zona, se organizó con un grupo de vecinos para salir a cerrar el paso en la autopista México-Puebla, que apenas había sido reabierta al tránsito vehicular.

“Uno que otro vecino sí se llevó sus buenos trancazos, de hecho le pegaron a una señora embarazada.

“Si no nos hubiéramos manifestado en la autopista, no nos hacen caso, ya no había máquinas ni nada, la gente de ellos, ya no había personal, estábamos preguntándonos quién va a quitar toda esa agua”, dice.

Tras el zafarrancho, los mismos policías que los enfrentaron en la autopista, fueron enviados a ayudarles a sacar el lodo de las viviendas.

El alimento y el agua escasearon. Los comedores comunitarios instalados para atender a la población no se deban abasto.

Con la intención de bajar el caudal de aguas negras, las autoridades redujeron 60 por ciento el suministro de agua potable en Chalco. También ahí se suspendieron clases en 200 escuelas públicas.

Las actividades se paralizaron, y con el paso de los días, surgió el temor de contraer enfermedades debido al agua contaminada que estaba por todos lados.



3. CHALCO ESTÁ EN PELIGRO

Lejos de que el panorama se esclarezca, para los pobladores de Chalco no hay buenas noticias. La excesiva extracción de agua de los mantos acuíferos ocasiona los severos hundimientos de cada año.

Por eso, las inundaciones continuarán presentándose en el futuro, como pronostican especialistas del suelo, entre ellos Marco Adrián Ortega, de la UNAM.

No hay bordo capaz de contener la fuerza de las aguas cuando el nivel del lecho se encuentra tan debajo de los caudales.

“El agua tiene memoria”, advierte el investigador.

Pero, a pesar de las embestidas del agua, Chalco sigue en pie. Cuando bajó la marea, los vecinos empezaron a levantar sus hogares.

Es el caso de Servando Peláez Gutiérrez, a quien la tragedia le arrebató el pequeño taller de manufactura que operaba con su familia.

“Yo tenía mi fuente de trabajo, y ahora, por la inundación, lo he perdido todo: las cabezas de las máquinas, los motores, material de trabajo que tenía yo para la fabricación de bolsas de mujer y la mochila, todo se me fue en el agua, me quedé sin nada, después de tanto esfuerzo y de echarle muchas ganas”.

En la casa de Servando, ubicada cerca de la carretera México-Puebla, el agua alcanzó más de dos metros de altura.



4. EL PLEITO POLÍTICO

Mientras Chalco, Ixtapaluca, Nezahualcóyotl y Ecatepec, en el Estado de México, y numerosas colonias de las delegaciones Venustiano Carranza, Iztapalapa y Tláhuac, del Distrito Federal, sufrían las consecuencias de las inundaciones, los políticos se culpaban mutuamente de la tragedia.

Marcelo Ebrard del PRD, Enrique Peña Nieto del PRI y José Luis Luege Tamargo del PAN se liaron en un pleito interminable con el afán de evadir sus culpas ante la magnitud del desastre.

Luege argumentó que la Comisión Nacional del Agua alertó a tiempo. Ebrard contestó de inmediato que su equipo fue el primero en reaccionar, mientras que Peña Nieto argumentaba que los ríos de La Compañía y Los Remedios, en el Estado de México, eran responsabilidad del gobierno federal.

Mientras los políticos siguen pensando y actuando en función de los votos, los damnificados solo quieren reparar sus viviendas, trabajar y seguir con su vida.

Nuevamente, buscarán la forma de reemplazar todo lo perdido por la gran inundación. En espera de la próxima.



Fuente: Reporte Indigo
Difusión: AMLOTV

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