Rinden homenaje póstumo a Antonio Jáquez en el Tec de Monterrey
Arturo Rodríguez García
TORREÓN, Coah., 22 de febrero (apro).- Entre anécdotas sobre su estilo mordaz y talante irónico y socarrón, autoridades del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) rindieron un homenaje póstumo al extinto reportero de Proceso, Antonio Jáquez.
Ante familiares y el director y el subdirector de Información de la revista Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda y Salvador Corro, respectivamente, el rector de esa casa de estudios inauguró la “Sala de lectura Antonio Jáquez Enríquez”, en el interior de la biblioteca del campus Laguna del Tec, la cual fue conformada con el acervo literario del comunicador lagunero, fallecido el 8 de mayo de 2008.
Rangel Sostman comentó que la última voluntad de Jáquez fue que sus libros fueran donados a la biblioteca del Tec en esta ciudad, donde impartió Lengua y Literatura al inicio de su carrera periodística.
“Decidí hacer esta sala para que los alumnos del ITESM que pregunten quién fue Antonio Jáquez, sepan que fue un reportero honesto, en estos tiempos en que es tan difícil encontrarlos”, dijo el rector del Tec.
Rodríguez Castañeda describió a Jáquez como un reportero que combinaba un gran olfato periodístico con una magnífica redacción, cualidades que, resaltó, no siempre se encuentran en los periodistas.
“Desde que empezó como corresponsal, nos dimos cuenta de sus cualidades periodísticas y, junto a ellas, de su calidad humana. El hombre reflejaba lo que llevaba en el alma”, recordó el director del semanario Proceso.
Además, añadió que, al llegar a la Ciudad de México, a Jáquez se le asignaron algunas fuentes, pero sus capacidades lo llevaron más tarde a convertirse en asesor de la dirección de la revista.
Jáquez, prosiguió, “tenía una capacidad excepcional para engatusar a sus fuentes y extraerles información, un tip, un dato que permitían el reportaje o la portada de la revista, como fue el caso de la boda de Joaquín El Chapo Guzmán. Fue él quien consiguió la información que dio pie al reportaje mediante un contacto que se llevó a la tumba”.
Luego dio lectura a una carta de la también reportera de Proceso, Patricia Dávila --una de las amigas más cercanas a Jáquez--, en la que se ponderan las aptitudes, profesionales y humanas del desaparecido periodista.
Por cierto, los oradores asumieron que Jáquez se estaría riendo del homenaje. Y es que a cada uno le tocó encarar alguna ocurrencia del extinto reportero, que los puso momentáneamente en aprietos.
El rector Rangel Sostman consideró que Jáquez era un radical cuando se trataba de temas de injusticia o de abuso de poder.
“Y sí. Yo fui uno de los engatusados, aunque cuando publicaba cosas que me ponían en aprietos, jamás dijo una mentira”, advirtió.
Rangel Sostman recordó que cuando Vicente Fox fue electo presidente, en julio del 2000, se mencionó su nombre con fuerza para ocupar la Secretaría de Educación Pública.
El regiomontano se negaba una y otra vez exponiendo sus razones, pero todos sus conocidos lo alentaban… hasta que le llamó Antonio Jáquez.
--Hablo para felicitarte, Rafael –le dijo.
--¿Por qué Toño?
--Porque fuiste capaz de reconocer que tú no estás preparado para ser secretario de Educación –le respondió el reportero.
“Fue la única persona honesta conmigo”, consideró el rector.
Tiempo después la llamada se repitió y Jáquez volvía a felicitar a Rangel, quien se resignó a recibir un sarcasmo. Pero en esta ocasión la congratulación era real.
En uno de sus viajes a Torreón, Jáquez había conocido la biblioteca del campus Laguna del ITESM, y fue entonces cuando ofreció donar su colección de libros.
Margarita Serrato, catedrática del Tec y también amiga de Jáquez, hizo un recuento de las lecturas que apasionaron al reportero en su juventud.
“Fiel a sus libros, los engañaba con la música”, reveló la maestra Serrato.
El acervo Antonio Jáquez se compone de unos 600 libros, así como de numerosos ejemplares de la revista Proceso, que estarán a disposición del público y alumnos de esa institución.
En la sala de la biblioteca se exhiben varias imágenes de Jáquez en compañía de Rafael Rodríguez y Salvador Corro. Al fondo, en una placa conmemorativa, se agradece la donación del acervo bibliográfico y se lee una cita de Francisco Amparán:
“La ironía es el arte de burlarte de los necios haciéndoles creer que los alabas. Antonio Jáquez era un irónico supremo. Por eso lo odiaban los necios y lo queremos y recordamos sus amigos”.
Fuente: Proceso
Difusión AMLOTV
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