Un muy torpe manejo
El caso de Fernando Gómez Mont y su renuncia al PAN está documentado ya como el manejo político más torpe en lo que va del sexenio del presidente Felipe Calderón.
Por Ramón Alberto Garza
19/02/2010 - 1 comentario
Categoría: Política
Nadie cree en las distintas versiones que dan los involucrados, desde el secretario, pasando por el presidente, el líder del PAN e incluso los priistas.
Nadie compra como cierta la explicación sobre el rol que jugó el todavía secretario de Gobernación en las negociaciones con el PRI para impedir las alianzas electorales entre el PAN y el PRD.
Lo peor es que la imagen de Gómez Mont, que tras su renuncia al PAN fue mostrada como la de un panista en defensa de sus principios y sus ideales, se colapsó. Se estrelló en la brutal confesión de la inconfesable realidad.
Bastó que se admitiera el pacto en lo oscurito con el PRI, para elevar el IVA a cambio de bloquear las posibles alianzas entre el PAN y el PRD, para que se evidenciara el gobierno de la mentira.
Y es que ningún argumento es convicente. Como tampoco lo son las reacciones. Ni las del presidente, ni las de César Nava, ni las de los priistas.
Porque después de escuchar todas y cada una de las versiones, solo resta preguntar: ¿Quién está gobernando México? Veamos.
LA CONFESIÓN.
Fernando Gómez Mont termina por admitir que, tal como se especulaba, él fue el negociador con el PRI de la reforma fiscal. Y que a cambio del apoyo tricolor para subir el IVA, él se comprometió a que no se dieran alianzas azules con el PRD.
Pero el secretario de Gobernación dice que hizo el pacto sin el conocimiento del presidente. Y aquí salen las primeras preguntas: ¿Que no es ministro del gabinete de Felipe Calderón? ¿Como segundo de a bordo del gobierno, puede pactar “en lo personal”? De ninguna manera.
Fernando Gómez Mont pactó como gobierno, y nadie compra eso de que hipotecó –para bien o para mal– el destino político del PAN sin que lo supieran el presidente o el líder del PAN.
Porque, si así fuera, ¿significa eso que el secretario de Gobernación obecede a intereses que están por encima de su jefe el presidente? ¿Con qué derecho firma un pagaré político a nombre del PAN sin que César Nava esté enterado?
EL “PERDÓN”. Pero lejos de censurar que una negociación de tal magnitud se hubiera hecho sin consultar al presidente, Felipe Calderón salió días después a defender a Fernando Gómez Mont.
“Es un hombre leal, es un secretario de Gobernación que cumple su encomienda, como se dice entre los abogados, a su leal saber, y a entender, es decir, con plena voluntad, que goza además de toda mi confianza”, declaró Calderón en una entrevista.
Dijo que “él (Gómez Mont) es un interlocutor válido para los actores políticos, para los partidos de oposición, para el propio PAN, que ha refrendado su confianza en la interlocución del secretario de Gobernación, y desde luego lo es para mí”. ¿De verdad lo cree el presidente?
Y es aquí donde se dan las preguntas. ¿Puede ser un interlocutor válido entre los albiazules alguien que negoció a nombre del PAN sin consultar? ¿Puede negociar el PAN con un ministro al que ninguno de los consejeros escuchó en sus alegatos para frenar sus alianzas inconfesables?
¿Es confiable para la izquierda alguien que desde su silla de Bucareli admite que buscaba a toda costa evitar que el PRD se aliara con su partido para frenar al PRI, y que dimite de su partido porque no quiere al PRD?
¿Hay confianza en un secretario de Gobernación que termina exhibiendo a los priistas con quienes negoció lo inconfesable para salvarle la cara al presidente y poder concretar las alianzas entre azules y amarillos?
Sin duda, el “perdón” presidencial y la ratificación de la confianza solo pueden venir desde las sombras de la complicidad. Fernando Gómez Mont le cumplió a Felipe Calderón al salir a poner la cara y que los golpes del traicionado pacto fueran monopolizados en Bucareli.
Pero a estas alturas, pocos dudan que el secretario de Gobernación haya actuado por órdenes del presidente y con la anuencia de César Nava.
LUTO, SIN INDIGNACIÓN.
La otra pieza del rompecabezas de lo que se evidencia como una operación de Estado y de partido para violar un pacto, viene de la reacción del presidente del PAN.
Lejos de indignarse por la renuncia al partido de Fernando Gómez Mont, una figura emblemática y de gran respeto dentro del PAN, César Nava da una fría declaración.
“Tuvimos una conversación, recibí la carta y le dije lo que ahora hemos dicho institucionalmente, que lamentamos su decisión, lamentamos mucho su renuncia, por su puesto que reconocemos su larga trayectoria”, fue la primera reacción del presidente del blanquiazul.
Y concluyó: “Simplemente, guardamos de él, el mejor recuerdo como militante, como compañero de partido y, en ese orden, lo seguiremos frecuentando como secretario de Gobernación, ya no con la militancia panista, pero sí como responsable de conducir la política interna del país”.
Solo faltó un “gracias porque renunciaste”. Y el colofón panista es: “A pesar de que reniegas de tus orígenes, yo sí estoy dispuesto a sentarme contigo para conducir la política interna de México”. Absurdo, ¿no?
LOS “CHAMAQUEADOS”. Dentro de esta mascarada, los más lesionados, políticamente hablando, fueron los priistas. Los pactaron, les incumplieron, los exhibieron y los “quemaron”.
Para todo fin práctico, los damnificados políticos de la operación Gómez Mont fueron los que en su afán por mantener libre el camino 2012 rumbo a Los Pinos, vendieron su inconciencia en la aprobación del aumento al IVA.
Si es cierto lo que dice Fernando Gómez Mont, de que actuó de motu proprio en el acuerdo con el tricolor, ¿nadie del PRI se sentó a la mesa presidencial para verificar si el acuerdo tenía el aval de Los Pinos?
La fractura interna del PRI queda en evidencia por las distintas y tan disímbolas declaraciones de sus dirigentes sobre el caso.
El líder de la bancada priista en el Senado, Manlio Fabio Beltrones, rechazó tener conocimiento del pacto.
“Si esto fuera cierto, no están acudiendo a quien les pueda informar al respecto. Yo nunca he sido documentado al respecto de que pudo haber alguna negociación de este tipo. Con el grupo parlamentario del PRI en el Senado, nunca hubo una negociación de esa naturaleza, ni hubiéramos permitido que eso sucediera, o nunca he sido documentado al respecto de que pudo haber alguna negociación”.
Por su parte, Carlos Rojas, el líder de la bancada priista en la Cámara de Diputados, salió en dos ocasiones.
En la primera admitió el pacto entre PRI y gobierno al decir que “empujamos para que esta situación de equidad en las elecciones de julio próximo se pudieran dar y, por otro lado, también vimos el interés del país en el paquete económico, y coincidieron ambas, y así es”.
La admisión de que se negociaron en conjunto los paquetes fiscal y político provocó malestar hacia adentro del PRI.
Tanto, que Carlos Rojas se vio obligado a emitir más tarde un comunicado de prensa en el que debió negar que la petición de las no alianzas entre PAN y PRD no fue “moneda de cambio” para aprobar el IVA.
“Para el PRI, el interés superior es el país, por ello es importante tanto sacar adelante lo relacionado con la economía, las finanzas públicas y la seguridad, así como vigilar que las condiciones electorales sean equitativas, pero son cuestiones que se resolvieron en forma paralela, y no como ‘moneda de cambio’”, dijo en su boletín el líder de los priistas en San Lázaro.
Pero la versión oficial-oficial-oficial del PRI, vino de Beatriz Paredes.
La presidenta del tricolor admitió que sí participó en el pacto con la Secretaría de Gobernación. Y dijo que los acuerdos fueron “en el entendido de que no habría una alianza con el PRD en Oaxaca. Esa fue mi comprensión”.
Más tarde puntualizaría que “se pidió que se precisara cuál era el comportamiento del partido en el gobierno. El gobierno no podía pedirle al PRI alianzas para cuestiones legislativas y cuestiones de desarrollo y, por otro lado, ignorar al PRI y distorsionar la competencia electoral. Pero en el eje del planteamiento y el análisis del paquete fiscal, no fue sustantivo ese tema”. Es decir, sí juntos, pero no revueltos.
¿Puede algún priista tener la confianza para sentarse hoy en la mesa con Fernando Gómez Mont? Cuando el presidente necesite algo del PRI, ¿será el todavía secretario de Gobernación el emisario y negociador confiable?
LA ESQUIZOFRENIA.
El punto de crisis más severo es la esquizofrenia que desde Los Pinos y el PAN se manifiesta hacia el PRD.
Y es que frente a lo que sería otra severa derrota del PAN en las 12 elecciones para gobernador, su líder César Nava encontró en las alianzas con los amarillos su tablita de salvación.
Nadie le diría al cierre del año que no ganó alguna gubernatura. Las alianzas maquillarían la percepción pública, y el PAN quedaría en mejor posición rumbo al 2012.
Pero al tiempo que César Nava cocinaba las alianzas de la mano del PRD, el gobierno calderonista, desde la trinchera de Gobernación, se lanzaba a atacarlas de lleno y a intentar sabotearlas bajo el argumento del pacto fiscal.
¿Cómo puede un presidente tener dentro de su partido a quien diseña una estrategia para aliarse con quien desde el 6 de julio de 2006 le llama espurio al mismo tiempo que desde su ministerio del interior se diseña otra estrategia para sabotear esas alianzas? Esquizofrénico, ¿no?
Al final del día, los grandes ganadores de la operación Gómez Mont son los perredistas. Pactaron sus alianzas, ya van de la mano en tres candidaturas, tendrán posible acceso a tres tesorerías rumbo al 2012. Y como colofón, son las víctimas políticas del ogro de Bucareli. ¿Así o más planchado?
Los sustitutos
Se habla de una posible renuncia del secretario de Gobernación y estos personajes suenan fuerte como candidatos a despachar en Bucareli.
JUAN MOLINAR HORCASITAS
El secretario de Comunicaciones y Transportes es un académico. Pero también un político respetado.
Para muchos, es el numero uno en la lista para sustituir al actual secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont.
Tiene una maestría en Ciencias Políticas por el Colegio de México y es candidato a un doctorado por la Universidad de California. Ha sido investigador y profesor en varias instituciones de primer nivel.
En 1994 fue designado director ejecutivo de Prerrogativas y Partidos Políticos del IFE. Después fue consejero electoral del Instituto bajo la presidencia de José Woldenberg.
Cuando inició la administración de Vicente Fox fue designado subsecretario de Desarrollo Político de la Secretaría de Gobernación. Permaneció en el cargo hasta que renunció en mayo de 2002.
De enero a Julio de 2003 fue vocero del PAN, cuando Luis Felipe Bravo Mena presidió Acción Nacional.
Fue diputado federal del 2003 al 2006, y se la jugó con su amigo Felipe Calderón, quien pudo ganar la candidatura del PAN a la presidencia, a pesar de que el entonces secretario de Gobernación, Santiago Creel, era el favorito de Fox.
Colaboró estrechamente con Felipe Calderón durante su campaña. Ya como presidente, lo designó director general del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Ahí permaneció hasta marzo de 2009, cuando salió al quite para relevar a Luis Téllez en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
LUIS FELIPE BRAVO MENA
El sucesor de Felipe Calderón en la presidencia del PAN, podría ser el elegido para sustituir a Fernando Gómez Mont.
Goza de toda la confianza del presidente de la República. No hay duda de su lealtad, ni tampoco de su experiencia política.
Como secretario particular ya ha intervenido por órdenes de su jefe, y en forma por demás discreta, para apagar algunos incendios de orden político. Sobre todo los que se han presentado al interior de su partido.
Por ejemplo, su participación fue clave y relevante cuando el PAN se vio amenazado por los conflictos originados por prominentes panistas que se resistían a aceptar un presunto dedazo presidencial a favor de César Nava.
Luis Felipe fungió entonces como “el amable componedor” ante quienes se resistían a aceptar que Nava fuera el nuevo dirigente de Acción NAcional en un proceso interno muy cuestionado.
A pesar de ser casi un místico, de los que se van de encierro monacal a los conventos de Europa, el guanajuatense avecindado en el Estado de México, podría ser también el interlocutor que busca el presidente Calderón.
Un hombre que sea capaz, pero que sobre todo sea leal.
Bravo Mena, tiene el talento político y hasta la experiencia diplomática del mejor nuncio romano.
JOSEFINA VÁZQUEZ MOTA
Josefina Vázquez Mota, siempre ha sido la perfecta sustituta cuando el barco del presidente Felipe Calderón amenaza con naufragar.
Lo fue durante la campaña cuando tuvo que reemplazar “al estratega de la victoria” Juan Camilo Mouriño.
Lo volvió a hacer cuando el presidente no pudo designar a Juan Carlos Romero Hicks, como secretario de Educación, y Vázquez Mota tuvo que entrar de relevo.
La capacidad de resistencia de Josefina es excepcional.
Sin someterse del todo a los caprichos y desplantes de la Maestra Elba Esther, Vázquez Mota pudo transitar sin mayores sobresaltos a través de las reprimendas que en público le llegó hacer su jefe, el presidente Calderón.
Con la obediencia de un jesuita de los de antes, Josefina aceptó sin chistar ser removida de la Secretaría de Gobernación para auxiliar a Germán Martínez, presidente del PAN en las elecciones del 2003.
Poco se podía hacer. El dirigente naufragó como consecuencia de la catástrofe electoral.
En cambio Josefina Vázquez Mota tuvo la habilidad de salir a flote y no hundirse como se hundió el michoacano.
Hoy despacha como la coordinadora de la bancada del PAN en la Cámara de Diputados. La ex secretaria de Sedesol durante el gobierno de Vicente Fox, dejó en el camino al ex secretario de gobernación Francisco Ramírez Acuña.
Alguna virtud tendrá.
DIEGO FERNÁNDEZ DE CEVALLOS
La trayectoria de Diego Fernández de Cevallos es ampliamente conocida.
Nadie, ni siquiera el presidente Calderón pone en duda su capacidad y sus recursos políticos.
Quizá por eso, se aceptó que “El Jefe Diego” designara a Fernando Gómez Mont como secretario de Gobernación.
Sin embargo, ante el fracaso de Gómez Mont, algunos imaginan que “El Jefe Diego” pudiera ser una especie de jefe de gabinete del presidente.
Fernández de Cevallos siempre ha dicho que no acepta nuevos cargos públicos, pero podría ser que en esta ocasión hiciera una excepción.
Y es que hoy la circunstancia es especialmente crítica y delicada. Lo que esta en juego es nada más y nada menos que la sucesión presidencial.
¿Quién mejor que “El Jefe Diego” para garantizarle al ex presidente Salinas, al PRI y hasta a algunos panistas la alternancia de terciopelo?
GUSTAVO MADERO
El senador chihuahuense Gustavo Madero podría ser ese soldado capaz de sufrir hasta la ignominia, si se trata de defender al presidente.
No en balde fue designado como el coordinador de la bancada del PAN en el Senado cuando el presidente decidió remover a Santiago Creel.
Aunque algunos le critican su trayectoria en la política nacional –fue diputado federal del 2003 a 2006- y apenas lleva tres años como Senador, Madero ha podido foguearse al lado de viejos zorros, entre otros, el priista Manlio Fabio Beltrones.
Y aunque tres años son pocos para aprender, pudiera ser que el roce cotidiano que ha tenido durante ese tiempo con los líderes de la oposición en el Senado, le pudiera facilitar al presidente el diálogo y la interlocución.
Fuente: Reporte Indigo
Difusión: AMLOTV
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