martes, 23 de febrero de 2010

Los mexicanos viven mucho peor



México SA
El más negro resultado en ocho décadas
Los mexicanos viven mucho peor
Carlos Fernández-Vega

El costo económico del catarrito 2009 ya tiene cifras oficiales: el producto interno bruto mexicano se desplomó 6.57 por ciento, la caída más profunda desde 1932 (-14.83 por ciento en tiempos de Pascual Ortiz Rubio), similar a la de 1930 (-6.56 por ciento con Emilio Portes Gil en la Presidencia) y peor que la registrada en 1995 (-6.2 por ciento en el zedillato), con lo que en el primer trienio de estancia en Los Pinos el calderonato promedió una tasa negativa anual de -0.69 por ciento, el más negro resultado en ocho décadas.

Vicente Fox y Miguel de la Madrid pueden sentirse aligerados. Con el resultado económico registrado por la continuidad en su primera mitad de estancia en Los Pinos, Felipe Calderón fácilmente se quedó con la medalla de oro, dejando la de plata al de las ideas cortas y la lengua larga, y la de bronce al colimense de estrecha memoria. Así, para vivir mejor, en el primer trienio de la actual administración pública se obtuvo, en promedio, una tasa negativa anual de 0.69 por ciento; en igual lapso, pero del periodo foxista, dicho indicador fue de 0.63 por ciento positivo, mientras en el correspondiente al de la renovación moral fue, también positivo, de 0.7 por ciento. Ernesto Zedillo quedó fuera del cuadro de medallas, porque su tasa anual promedio en sus primeros tres años fue de 1.9 por ciento positivo, un éxito rotundo si se le compara con la tercia de personajes que se menciona.

Con el catarrito de 2009 se perdieron todos los avances registrados en 2008 y 2007, y casi la mitad del reportado en 2006. De esa profundidad fue el cráter provocado por la crisis externa (Calderón dixit), y de ese tamaño la incapacidad calderonista y su muy buen equipo económico (según su sabia definición) de atemperar el impacto, con lo que la economía mexicana se ubicó entre las últimas del mundo en lo que a resultados se refiere.

Como en tantos otros renglones, la primera mitad del calderonato resultó la peor en términos económicos en ocho décadas. Aun así, con el ánimo renovado, desde Los Pinos y micrófonos afines ya se presume que la economía mexicana de nueva cuenta está creciendo, cuando en los hechos, y siempre en el mejor de los casos, se recupera lentamente de la tremenda sacudida registrada en 2009, lo que no es igual a dejar atrás la mediocridad que la ha caracterizado a lo largo de los últimos 30 años. Para crecer primero se requiere tapar el cráter del catarrito, algo que se estima sucederá, si bien van las cosas, allá por comienzos del 2012. Eso sí, sobre el espeluznante costo social del catarrito, ni una palabra de los citados micrófonos, aunque resulta suficiente pasearse por la República Mexicana para constatar el alcance de la crisis en este renglón.

Para dar una idea de lo exitoso que ha sido el panismo en el poder, más que suficiente resulta señalar que la tasa anual promedio de crecimiento económico de 2001 a 2009 a duras penas llega a 1.3 por ciento, la peor desde la gran depresión. De 1991 a 1999, el mismo indicador fue de 3.16 por ciento (incluido el desplome de 1995 y su respectiva devaluación); la de 1981 a 1989, en la llamada década perdida (con crisis de la deuda externa, expropiación de la banca, múltiples devaluaciones y desplome económico) de 1.57 por ciento, lo que confirma que el problema de la economía mexicana no es de coyuntura (como aseguran en Los Pinos), sino abierta y profundamente estructural.

De acuerdo con las cifras del Inegi divulgadas ayer, en el cuarto trimestre de 2009 el producto interno bruto cayó 2.3 por ciento con respecto a igual lapso de 2008, cuando también reportó baja (-1.6 por ciento). Así, la economía mexicana registró descensos a lo largo de cinco trimestres consecutivos (el peor de ellos en el segundo del año pasado), pero el discurso oficial insiste en que lo peor ya pasó y que de nueva cuenta estamos creciendo. Primero hay que recuperar lo perdido para poder presumir crecimiento, si es que alguien recuerda qué es eso.

En el balance 2009 el Inegi reportó que en dicho año el producto interno bruto de las actividades secundarias se desplomó 7.3 por ciento, y 6.6 por ciento el correspondiente a las actividades terciarias. Por el contrario, el PIB de las actividades primarias registró un avance de 1.8 por ciento. Ésas son las cifras oficiales sobre el espeluznante comportamiento económico mexicano, las que, dicho sea de paso, dan sustento al machacón discurso del aquí no pasa nada, porque la crisis es externa, repetido por Los Pinos hasta la ignominia. Y allí están los resultados.

Lo anterior de inmediato trae a la memoria aquella brillante perorata (28 de septiembre de 2007) de Felipe Calderón: “hoy nos encontramos en un momento muy diferente de nuestra historia y estamos trabajando de manera decidida para nunca más volver a tener una crisis económica en el país; ése es un compromiso muy claro que tiene este gobierno con todas las mexicanas y con todos los mexicanos, que nunca más una crisis económica afecte el patrimonio nacional… pensar en 25 años atrás es pensar en lo que había en México en aquel entonces y lo recordamos perfectamente. A veces se nos olvida a los mexicanos lo que se ha sufrido y lo que ha pasado el país, y quizá por eso no se aprecia cabalmente el logro que se tiene”.

Pues bien, con una crisis adicional en la espalda, el logro que se tiene es que los mexicanos viven mucho peor que cuando les impusieron a Calderón en Los Pinos, mientras en la marquesina sobresale el resultado económico del panismo en el poder, equiparable al registrado en la década perdida, la de los 80, cuando el neoliberalismo se instaló en la residencia oficial.

Las rebanadas del pastel

Deposición obliga: tremendo y más que justificado repasón propinaron los queridos lectores de México SA, porque en la entrega de ayer el autor de estas líneas se sacó de la manga un gentilicio inexistente. Alegremente publicó bajacalifornianos sureños, cuando el correcto es sudcalifornianos. Este tecleador humildemente solicita su perdón y pide clemencia, con el compromiso de no volver a meter la pata, cuando menos en lo que hoy con razón reclaman; de entrada me propongo para el premio La neurona pasmada, pero con todo y resbalón, un abrazo a los sudcalifornianos por su triunfo frente a la intentona de Paredones Amarillos.

cfvmexico_sa@hotmail.com - mexicosa@infinitum.com.mx


Fuente: La jornada
Difusión AMLOTV

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