martes, 23 de febrero de 2010

La derrota de Juárez




La derrota de Juárez

Parece que el primer error de la estrategia para liberar a esta ciudad de la violencia está en el diagnóstico. Si éste es equivocado, la cura no funciona.
Por Félix Arredondo
19/02/2010 - 0 comentarios
Categoría: Política

Por segunda vez en menos de una semana, el presidente Felipe Calderón volvió a explicar a los juarenses sus hipótesis de por qué Ciudad Juárez se convirtió en la urbe más peligrosa del mundo.

Sin embargo, al igual que la primera vez, el primer mandatario encontró un auditorio repleto de escépticos.

Desafortunadamente, los juarenses, como muchos mexicanos, ya no le creen. Ni a él, ni a su gabinete.

“La gente de abajo y de todos lados no creen en nada. Ni en usted, ni en el gobernador, ni en el presidente, menos en los diputados”, dijo uno de los asistentes al jefe del Ejecutivo.

Pero no fue esta la única voz de reclamo que se alzó frente a Calderón.

Otro de los asistentes expresó: "O pago impuestos, o pago a los trabajadores, o pago la cuota de extorsión".

Por la expresión que tenía el presidente en ciertos momentos, parecía aceptar que ya no tenía más argumentos, que debía admitir que la estrategia del gobierno había fracasado rotundamente.

¿Por qué la derrota del gobierno en Ciudad Juárez? ¿Por qué ha aumentado la violencia en Ciudad Juárez?

Analicemos.


DIAGNÓSTICOS FALLIDOS

Si un problema no se define bien, lo más seguro es que no sea resuelto.



Todos lo sabemos, de la correcta definición de un problema, depende una buena parte de su solución. En cambio, cuando el diagnóstico es incorrecto, no solo no se resuelve el problema, sino que puede agravarse o incluso generar otros.

Y esta parece ser la primera razón del fracaso de la estrategia implementada por el gobierno para combatir la inseguridad y la violencia.

Los diagnósticos de Fox.

Ya desde los inicios de la administración del ex presidente Vicente Fox, el gobierno federal atribuía la violencia a los conflictos entre cárteles.

Basta recordar que en el año 2002, la administración foxista envió fuerzas federales de apoyo a Nuevo Laredo, Tamaulipas.

El 27 de enero, casi mil elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI), en ese entonces bajo el mando de Genaro García Luna y de la Policía Federal Preventiva, llegaron a Nuevo Laredo.

Pese a ello, la violencia se recrudeció en esa ciudad.

En abril de 2002, Gabriela Hernández, colaboradora del semanario Proceso, consignó que pese a la presencia de las fuerzas federales en Nuevo Laredo, “las bandas de narcotraficantes locales han mantenido una guerra de ajustes de cuentas que lleva ya como saldo 17 ejecutados y que solo en el mes de abril ha originado la desaparición de siete personas”.

La derrota de Juárez

Parece que el primer error de la estrategia para liberar a esta ciudad de la violencia está en el diagnóstico. Si éste es equivocado, la cura no funciona.
Por Félix Arredondo
19/02/2010 - 0 comentarios
Categoría: Política

Por segunda vez en menos de una semana, el presidente Felipe Calderón volvió a explicar a los juarenses sus hipótesis de por qué Ciudad Juárez se convirtió en la urbe más peligrosa del mundo.

Sin embargo, al igual que la primera vez, el primer mandatario encontró un auditorio repleto de escépticos.

Desafortunadamente, los juarenses, como muchos mexicanos, ya no le creen. Ni a él, ni a su gabinete.

“La gente de abajo y de todos lados no creen en nada. Ni en usted, ni en el gobernador, ni en el presidente, menos en los diputados”, dijo uno de los asistentes al jefe del Ejecutivo.

Pero no fue esta la única voz de reclamo que se alzó frente a Calderón.



Otro de los asistentes expresó: "O pago impuestos, o pago a los trabajadores, o pago la cuota de extorsión".

Por la expresión que tenía el presidente en ciertos momentos, parecía aceptar que ya no tenía más argumentos, que debía admitir que la estrategia del gobierno había fracasado rotundamente.

¿Por qué la derrota del gobierno en Ciudad Juárez? ¿Por qué ha aumentado la violencia en Ciudad Juárez?

Analicemos.


DIAGNÓSTICOS FALLIDOS

Si un problema no se define bien, lo más seguro es que no sea resuelto.

Todos lo sabemos, de la correcta definición de un problema, depende una buena parte de su solución. En cambio, cuando el diagnóstico es incorrecto, no solo no se resuelve el problema, sino que puede agravarse o incluso generar otros.

Y esta parece ser la primera razón del fracaso de la estrategia implementada por el gobierno para combatir la inseguridad y la violencia.

Los diagnósticos de Fox.

Ya desde los inicios de la administración del ex presidente Vicente Fox, el gobierno federal atribuía la violencia a los conflictos entre cárteles.

Basta recordar que en el año 2002, la administración foxista envió fuerzas federales de apoyo a Nuevo Laredo, Tamaulipas.

El 27 de enero, casi mil elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI), en ese entonces bajo el mando de Genaro García Luna y de la Policía Federal Preventiva, llegaron a Nuevo Laredo.

Pese a ello, la violencia se recrudeció en esa ciudad.

En abril de 2002, Gabriela Hernández, colaboradora del semanario Proceso, consignó que pese a la presencia de las fuerzas federales en Nuevo Laredo, “las bandas de narcotraficantes locales han mantenido una guerra de ajustes de cuentas que lleva ya como saldo 17 ejecutados y que solo en el mes de abril ha originado la desaparición de siete personas”.

“Y no solo la capacidad de consumo de los juarenses, de los muchachos mismos, por la actividad económica boyante que tuvo, sobre todo, alrededor de la maquila, sino también por fenómenos demográficos, una llegada masiva de inmigrantes a la ciudad, 100 mil personas por año, quizá.

“Y también por la conformación demográfica de esa población, fundamentalmente jóvenes sin oportunidades, es, quizá, la combinación perfecta para el surgimiento del consumo de drogas masivo, como ocurre en Juárez.

“¿Y este consumo de drogas masivo qué hizo?

“Que la criminalidad no se preocupara solo por la ruta, sino ya entró a otra dimensión del plano, que es el territorio.

“Y en esa disputa por el territorio se explica, por una parte, que cuando dos cárteles se encuentran, como es aquí el de Juárez y el de Sinaloa, chocan y violentamente se enfrentan, que explica una parte de la problemática que tenemos.

“Pero hay otra. Cuando un grupo criminal se siente dueño del territorio, ¿qué hace?

“Empieza a actuar como si fuera el dueño o la autoridad del territorio. Entonces, si es un grupo criminal dominante, le dice a otros criminales: págame.

“Si tú te dedicas a robar carros, págame una cuota para que puedas operar aquí. Si tú vendes licor alterado, págame una cuota para que puedas operar aquí. Si tú vendes gasolina robada, págame una cuota para que puedas operar aquí.

“Pero, ¿qué pasó?

“Muy rápido se pierde el lindero entre lo legal o ilegal, y si le cobra al de la gasolinera que vende robado, por qué no le va a cobrar al de enfrente que vende gasolina legal.

“Si le cobra al que vende alcohol adulterado, por qué no le va a cobrar al restaurantero, aunque venda alcohol legal. Y eso es lo que ha hecho que la criminalidad, que se hizo y se sintió dueña de ese territorio, empieza a extorsionar y empieza a secuestrar.

“Y mientras nadie la pare, lo va a seguir haciendo.

“O en otras palabras: ustedes consideran que si dejamos de combatir a la criminalidad, al narcotráfico, concretamente, porque ahí ya todo se mezcla, independientemente de que hay quien diga que el crimen organizado es federal y el secuestro es delito local.

“La verdad es que están implicados los criminales, porque un sicario lo mismo va y hace una tarea, un jale de asesinar a otro, que a la vez ve a un comerciante y le cobra una cuota, que a la vez trafica.

“Porque esta integración de negocio es lo que tenemos que romper en Juárez, por eso es importante combatir la criminalidad toda. Por eso es importante combatir toda ilegalidad, por eso es importante no engañarse.

“No es cierto que replegándose la acción del gobierno se van a solucionar los problemas de secuestro, de extorsión; al contrario, necesitamos seguir rompiendo la estructura criminal, y sí poner más atención al secuestro y la extorsión, que es lo que más afecta”

Y la violencia siguió creciendo… aunque usted no lo crea.



LOS AJUSTES AL DIAGNÓSTICO

Sin embargo, después de la masacre del 31 de enero pasado, al gobierno no le quedó otra que admitir que algo no había funcionado. Y lejos de pensar en remover a los responsables del fracaso, buscó “afinar” la estrategia.

Durante las últimas dos semanas, como nunca antes, los habitantes de Ciudad Juárez vieron desfilar por sus calles convoyes fuertemente armados.

Esta vez no se trataba del patrullaje normal que desde hace dos años realizan el Ejército Mexicano y la Policía Federal en la ciudad sitiada por las fuerzas federales.

No. Esta vez, la misión de esos convoyes era escoltar y proteger con cinturones de seguridad a los secretarios de Estado del gabinete presidencial, así como al propio Felipe Calderón y a su esposa Margarita.

Y es que desde que el presidente de la República finalmente se animó a acudir a Ciudad Juárez, 10 días después de la masacre del 31 de enero, medio gabinete presidencial iba y venía a esa ciudad fronteriza.

Había que participar en las mesas de trabajo hasta en fin de semana con el propósito de encontrar soluciones, en menos de una semana, para reparar el tejido social.

La urgencia obedecía a un cuasi decreto presidencial. El miércoles 17, los funcionarios tendrían que presentar sus propuestas al presidente.

Por parte del gobierno federal, fueron comisionados el secretario de Educación Alfonso Lujambio, el de Salud, José Ángel Córdova; el del Trabajo, Javier Alarcón; el de Economía, Gerardo Ruiz Mateos; el procurador general de la República Arturo Chávez, y hasta el de la Reforma Agraria, por ser oriundo de Ciudad Juárez, Abelardo Escobar Prieto.

Claro, no podía faltar el secretario de Seguridad Pública, el inamovible Genaro García Luna.

Finalmente, el miércoles 17 de febrero, el presidente Felipe Calderón y su esposa Margarita fueron de nuevo a Ciudad Juárez para escuchar las conclusiones de las mesas de trabajo presididas por los secretarios de Estado.

¿Cuál fue el resultado? Los secretarios de Estado y los integrantes de las mesas, después de sesudas deliberaciones, concluyeron que para contrarrestar la violencia y reconstruir el tejido social, había que tomar diversas medidas.

Aumentar el número de becas, de escuelas, de parques, de espacios deportivos, de hospitales, de clínicas, de afiliados al Seguro Popular, tomar en cuenta la voz de los jóvenes.

Implementar un programa emergente de empleo temporal, subsidiar tasas de interés, crear fondos, establecer más entidades burocráticas para coordinar los esfuerzos de los que ya coordinan algo, etc., etc.

Novedoso, ¿no?

Y no faltaron las ingeniosas ideas del siempre ocurrente secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna.

El inamovible funcionario propuso implementar un programa de tolerancia cero, pero a la mexicana. Consistiría en regalar las placas de automóviles para evitar que circulen por la ciudad vehículos con placas estadounidenses en calidad de “chuecos”.




Según el secretario de Seguridad Pública, “el crimen organizado tiene en este vacío –el de los carros chuecos– una ventaja brutal, por eso buscamos cero tolerancia con esos vehículos, para restarle ventaja operativa y movilidad… Lo que necesitamos es restarle logística al crimen, quitarle la ventaja que tiene en la calle".

Sin embargo, el ingenio no se agotó con eso. También se propuso que el teléfono 066 funcione (no solo el conmutador, como explicó el presidente de la República) y que la policía acuda rápidamente en auxilio de quien reporte algún hecho delictivo.

De ahora en adelante no se permitirá la circulación de autos con vidrios polarizados. Tampoco se garantizará la seguridad en todas las calles de Juárez, nada más en los “corredores seguros” definidos por la autoridad.

Realmente ingenioso…



¿POR QUÉ SE PERDIÓ LA FE?

Después de escuchar y ver lo que sucedió en Ciudad Juárez durante las dos ultimas semanas, cualquiera puede entender por qué gran parte de los juarenses ya han perdido totalmentela fe y la confianza en el gobierno.

Y es que no se necesita ser un experto en cuestiones de narcotráfico o seguridad para darnos cuenta que los diagnósticos oficiales -los anteriores y los ajustados- están totalmente equivocados.

¿Cómo aceptar el argumento de que un aumento en el ingreso disponible conduce necesariamente a un aumento en el consumo de drogas?

¿Cómo entender que la prosperidad de una región lleva necesariamente a la disolución social y a su aniquilamiento?

¿Desde cuándo el crecimiento económico y la prosperidad de las naciones se han convertido en causa directa o indirecta del incremento de la violencia?

Si estos axiomas tuvieran algo de cierto, las calles de El Paso, Nueva York, París o Roma estarían plagadas de muertos.

En cambio ¿quién podrá negar que la pobreza y el desempleo son causas directas del aumento en la inseguridad, el crimen y la violencia?

¿Quién podrá negar que la corrupción, la injusticia, la impunidad y el desgobierno atropellan la paz, la tranquilidad, el orden y el progreso?

La paz es el fruto de la justicia, de eso no hay ninguna duda.

Fuente: Reporte Indigo
Difusión: AMLOTV

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