Tampico, puerto de miedo
Arturo Rodríguez García
TAMPICO, TAMPS, 13 de abril (Proceso).- “Nos vamos. ¡Esto está imposible!”, dijo Fernando López Acosta, vecino de Ciudad Mante, a su mujer, cuando le pidió que empacara lo indispensable para irse a Monterrey o a Saltillo, a donde fuera. Aquí, le insistió, “ya no podemos vivir”.
Fernando comenta al reportero que el miedo y la inseguridad lo orillan a huir del estado. Poco después del mediodía del martes 6, cuando paseaba con su familia por el centro, le tocó la balacera que desató una sicosis generalizada en el puerto.
A partir de ese tiroteo casi toda el área metropolitana de Tampico, que abarca el entorno urbano de Ciudad Madero y de Altamira, se encuentra paralizada. Los comercios cierran más temprano, las calles lucen solitarias y el servicio de transporte público es irregular. Pese a ello, el gobernador Eugenio Hernández Flores declaró que esos hechos de violencia fueron magnificados por las redes sociales de internet.
El miércoles 7, la calma regresó a medias. Por las calles peatonales, turistas despistados ante el bloqueo informativo en la prensa local pasearon por el centro, incluso se asolearon en la playa Miramar de Ciudad Madero. Pero el regreso de vacacionistas, sobre todo en autos con placas de Nuevo León, no pudo evitarse.
El tiroteo del día anterior fue uno más de los que se han suscitado en las últimas dos semanas. Sin embargo, provocó el pánico entre la población, aun cuando las autoridades aseguraron que no produjo víctimas.
“Ellos (los grupos criminales) traen su pleito. Nosotros no les hemos hecho nada. Andamos aquí ganándonos la vida con miedo”, comenta la empleada de una zapatería momentos después de que, ese miércoles 7, el gobernador Hernández Flores recorrió con una gran comitiva las calles del centro, repartió saludos y posó para las fotografías.
En esta ciudad todos saben que la prostitución, los giros negros, el contrabando y cualquier actividad ilícita son patrocinados por Los Zetas. Pese a ello, las autoridades no hacen nada para combatir el delito, se quejan los lugareños.
Semanas candentes
El viernes 2, como a las 11 de la noche, hubo una explosión, al parecer de una estufa, en el área de restaurantes de la Expo Feria Tampico 2010. El estruendo provocó una estampida. Al tiempo que corría de manera desenfrenada, la gente gritaba “¡Balacera, balacera!”.
Ese hecho motivó el desalojo masivo y desorganizado del área y la Expo canceló todos los espectáculos de ese día por no contar con medidas de seguridad para el público. Al día siguiente, el grupo La Firma suspendió dos presentaciones en el Teatro del Pueblo y decenas de locatarios cancelaron su participación en el evento, cuyas actividades estaban programadas hasta el domingo 11.
Los hechos de sangre del viernes 2 no ocurrieron en la feria, sino en el table dance Mirage, donde cinco hombres y dos mujeres murieron en un tiroteo a las 9:30 de la noche. No era la primera vez que ese lugar se convertía en escenario trágico. El 9 de noviembre de 2007 se enfrentaron elementos de la Armada y sicarios. El resultado: dos marinos muertos.
En las últimas semanas se desató una ola de terror a raíz del rompimiento entre el cártel del Golfo y Los Zetas. La región más afectada abarca desde la frontera al sur de Tamaulipas hasta la franja limítrofe con Veracruz.
El 26 de marzo, en plena Semana Santa, el gobernador Eugenio Hernández Flores y su par de Nuevo León, Rodrigo Medina de la Cruz, pusieron en marcha el operativo de seguridad Campaña Conjunta de Prevención de Accidentes. Al término del acto, Hernández Flores declaró:
“Vamos a reforzar la presencia de los operativos de seguridad con apoyo de las fuerzas federales para lograr la seguridad y tranquilidad de todos los tamaulipecos, no solamente durante el puente vacacional que se avecina, sino de forma permanente.”
Desde hace tiempo, el área metropolitana de Tampico se ha convertido en destino turístico para miles de paseantes procedentes de los estados del noreste, sobre todo de Coahuila y Nuevo León. Todos los años, miles de jóvenes saturan las plazas hoteleras de la ciudad.
A pesar de las declaraciones del mandatario tamaulipeco, con la semana de mayor afluencia turística se inició también una escalada de violencia que afectó a toda la población. De nada sirvieron los retenes ni la presencia de militares y policías. Durante la Semana Santa todos los días estuvieron marcados por hechos violentos.
Y aun cuando la semana de Pascua fue más tranquila, la violencia no dejó de manifestarse. La noche del 29 de marzo, alrededor de las 23:00 horas, una persecución a tiros culminó con la muerte de los hermanos José Francisco y Julio César Gómez Serratos, de 19 y 23 años, respectivamente. También falleció Óscar Eduardo Fernández Rodríguez, de 22 años.
La delegación regional de la Procuraduría General de Justicia estatal informó que al parecer los jóvenes se dedicaban al narcomenudeo y fueron acribillados por una banda rival. Algunos testigos comentaron que los tres se encontraban a bordo de un automóvil Bora cuando recibieron la primera ráfaga. Pudieron salir del vehículo pero fueron alcanzados por las balas y quedaron tendidos en el cruce de Venustiano Carranza y avenida Monterrey.
Dos días después fue atacado un puesto de vigilancia en la carretera Tampico-Ciudad Valles. En esa acción murió Rafael Méndez Mendoza, jefe de grupo de la Policía Ministerial, con base en Tampico, y resultó herido el agente Luis Aguilar.
Ese mismo 29 de marzo, el gobernador Eugenio Hernández visitó el municipio conurbado de Ciudad Madero. Su propósito era tranquilizar a la población, pero cuando los reporteros locales le preguntaron sobre el ataque al puesto de vigilancia dio por terminada la improvisada conferencia de prensa. Recorrió la playa Miramar, prodigando saludos y posando para fotos. La semana siguiente hizo lo mismo cuando visitó el centro de Tampico.
El lunes 5, varios sujetos lanzaron una granada de fragmentación contra el cuartel del 15º Batallón del Ejército, ubicado en la colonia Tancol. Los soldados los persiguieron hasta la colonia Nuevo Progreso y mataron a uno de los atacantes.
Rumores y una advertencia
Un empleado del ayuntamiento de Tampico, quien pidió no ser identificado, comenta que en la Policía Metropolitana por lo menos 60 elementos han pedido su baja de la corporación en los últimos días. Todo indica, dice, que hicieron caso al gobernador, pues declaró que los uniformados que tuvieran miedo debían renunciar.
La declaración de Hernández Flores es similar a la que hizo el gobernador nuevoleonés, Medina de la Cruz, hace un mes.
Las balaceras ocurridas durante las últimas dos semanas desataron una ola de rumores, según los cuales se habían registrado numerosas muertes. En las redes sociales se llegó a manejar la versión de que el alcalde de Ciudad Madero, Sergio Arturo Posadas Lara, había caído, lo que resultó falso.
La noche del jueves 8, el reportero caminó por las calles del centro. Estaban desiertas. Dos patrulleros armados con R-15 lo abordaron en la calle Madero:
–Tú no eres de aquí –le dijo uno de ellos.
–No, estoy de paso…
–Mejor métete a tu hotel. ¿No ves cómo está la cosa?
–Pero aquí están ustedes.
–Como quieras, compadre, pero hasta nosotros ya nos vamos.
El veterano panista Luis Alonso Mejía considera que esta región vive la mayor ola de violencia de su historia reciente. “Hay temor, hay sicosis. No es un invento, como dijo el gobernador. La situación es desagradable, dura. Todo el tiempo hay muertos y decapitados. Por eso la ciudad se encuentra desierta”, afirma.
Subraya que la negación de esta realidad por parte de las autoridades estatales y municipales se ha vuelto insostenible. Por ello, dice, fue necesario integrar el Centro de Información Oportuna (CIO), a través de internet, para informar sobre hechos violentos. Se trata de una página electrónica en la que se difunde todo tipo de hechos violentos con sólo tres horas de retraso. El sitio electrónico presenta una lista de municipios y destaca con una esfera anaranjada las zonas de mayor violencia.
“No sé por qué intentan ocultar la situación. Puede ser que en verdad temen desatar la sicosis, pero este gobierno siempre quiere esconder la información. Es un gobierno sin transparencia ni rendición de cuentas…
“Aquí hay una guerra en la que el estado no participa. En primer lugar, porque las autoridades argumentan que no es su competencia. Sin embargo, ese argumento se desvirtúa al percatarnos de que no atacan ningún delito del fuero común, como el secuestro y la extorsión. Las policías locales no sirven para nada y estamos a merced de la situación delincuencial”, concluye Mejía.
Los intentos por evadir el problema mediante discursos han quedado de manifiesto desde que la fractura del cártel del Golfo con Los Zetas incendió al noreste del país. El 24 de febrero, por ejemplo, cuando los enfrentamientos y bloqueos de carreteras y avenidas se expandieron de la frontera tamaulipeca a la zona rural de Nuevo León, fue el procurador de esta entidad, Alejandro Garza y Garza, la primera autoridad que explicó el rompimiento y la crisis de seguridad que llevaba semanas en Tamaulipas.
El miércoles 7, cuando se le preguntó sobre el clima de violencia, el gobernador tamaulipeco se mostró evasivo y se limitó a externar su agradecimiento por el apoyo brindado por el gobierno federal; incluso le pidió canalizar más recursos y apenas admitió que en la entidad hay violencia, algo privativo de todo el país.
Y aunque aquí puede haber oficialmente hasta 10 muertos, como sucedió el Vienes Santo, el mandatario insiste en que las redes sociales son las culpables de la sicosis colectiva.
“Estamos trabajando con los medios de comunicación para que sepan lo que está sucediendo –dijo Hernández Flores–, pero no podemos estar a expensas de una serie de rumores e informaciones falsas que impidan a la gente hacer su vida cotidiana.
“Nos quieren desestabilizar. La gente debe tomar una actitud más prudente; lo del martes 6 fue una sobrerreacción a algo que no tuvo mayor trascendencia. Por eso es importante no atemorizarse, no apanicarse, no creer en todo lo que se dice porque, desgraciadamente, hay una campaña bien orquestada para desestabilizar a la ciudadanía.”
Luego de caminar por más de una hora por la zona turística de Tampico, el mandatario abordó el autobús en el que suele trasladarse, de pie, en la parte delantera. Pero no recorrió el área del tiroteo, ubicada a unas tres cuadras. Siguió su camino hacia Ciudad Victoria.
Fuente: Proceso
Difusión AMLOTV
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