miércoles, 3 de marzo de 2010

NO SON FANTASMAS, ESTÁN EN DECADENCIA

NO SON FANTASMAS, ESTÁN EN DECADENCIA


Por: Claudia Rodríguez
Muchas de las ciudades y poblados del norte de nuestro México han sido golpeados de manera feroz un día sí y otro también por los eventos y las consecuencias que implican vivir en el mismo sitio, los enfrentamientos con ráfagas de acero que en forma de balas quitan la vida o mutilan a alguien. La “guerra contra el narcotráfico” emprendida por la administración calderonista no sólo ha derramado sangre y ha cortado miles de vidas de mexicanos, también empieza a cobrar graves consecuencias en cuanto al desarrollo económico, social y hasta político de ciertos puntos del país.



Ya hay quienes califican de pueblos fantasmas a los territorios en donde las balaceras no de noche, sino igual a plena luz del día, irrumpen las actividades antes cotidianas de sus pobladores. Los niños ya no van a las escuelas de forma disciplinada, salir de su casa implica elevar el riesgo de verse atrapado en una vorágine de balas. Los comercios cierran y el transporte público no circula normalmente. Los cortes de los servicios de agua y energía eléctrica son eventos diarios, pero ya ni la pena vale reportar la ausencia de los servicios básicos por los que aún se cobra a los contribuyentes de esas ciudades o poblados.

Es casi imposible no observar algún vehículo como abandonado en alguna de las calles de los poblados en cuestión. En esos autos pueden verse signos de violencia y balas incrustadas.

Pero no nos equivoquemos, aún estos poblados en donde se libran las batallas más cruentas en nombre del narcotráfico, no son fantasmas. No han sido abandonados pues la mayoría de sus pobladores no tiene a donde ir y mucho menos en dónde empezar una nueva forma de ganarse la vida. Los pobladores de estos sitios viven dentro de sus casas, a manera de jaulas forzadas que no les brindan a la vez, ninguna seguridad. Quien sale a las calles, lo hace bajo su propio riesgo, a pesar de que es fácil encontrarse con soldados del Ejército, justificada su presencia por el señor Felipe Calderón como parte de su nueva estrategia para atacar el narco y al mismo tiempo, bajar la violencia en las calles.

Y mientras lo menos importante en estos sitios, en nombre de la lucha contra el narcotráfico –si se permite la reiteración--, son sus pobladores, la gente se esconde y apuntala la decadencia de su sociedad, pues los niveles de actividad económica van y van a la baja.

Los pueblos fantasmas tienen para quienes fueron sus pobladores la oportunidad de impulsarlos en una nueva y productiva forma de vida. Los pueblos en decadencia y que llegan a serlo tras la presencia de grupos militares, difícilmente tienen oportunidades. El negocio siempre es para los gobiernos que los administran.

Acta Divina… Letonia se apresta a subastar un pueblo que quedó abandonado después que las fuerzas armadas soviéticas se retiraron de la república báltica. El pueblo conocido como Skrunda-1 fue construido en torno de una base de radares que era parte del sistema de alarma anticipada de la Unión Soviética. Fue abandonado hace 12 años, poco después de la partida de los militares rusos.

Los 70 inmuebles del pueblo incluyen edificios de apartamentos, escuela, hotel y hospital, en su mayoría en mal estado. El precio de base de la subasta, de unos 300.000 dólares, equivale al de un apartamento de cuatro habitaciones en Riga, la capital. Las autoridades dijeron que un solo comprador se quedará con todo.

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Fuente: Indice Político
Difusión: AMLOTV

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