jueves, 22 de abril de 2010

Aflicción que no acaba




Rosario Ibarra
Aflicción que no acaba
22 de abril de 2010


2010-04-22




Duele muchísimo el darse cuenta que en los últimos 40 años, se han ido multiplicando las desapariciones forzadas, a pesar de la tesonera lucha que hemos mantenido los familiares de los de los sexenios de Luis Echeverría Álvarez y de los que le siguieron en el gobierno.

El anunciado “cambio”, que se dio entre sonidos de fanfarrias no significó lo que algunos ingenuos esperaban o entre quienes pronunciaban discursos radicales en relación con la probidad, la rectitud y el respeto a la ley que resultaron un fiasco, que nunca se vieron ni por asomo.

Desde el día de la desaparición del profesor Epifanio Avilés Rojas, detenido en Coyuca de Catalán, Gro., el 18 de mayo de 1969, por el mayor del Ejército Antonio López Rivera, quien a su vez lo puso en manos del general Miguel Bracamontes, jefe de la Zona Militar del Estado en aquellos años, las ilegales detenciones-desapariciones no han cesado y en la mayoría de los casos han sido responsabilidad de las llamadas Fuerzas Armadas.

En medio de la aflicción de los familiares del maestro y del pueblo de Ciudad Altamirano, a donde fue trasladado el detenido, el general Bracamontes personalmente lo condujo a la aeronave y les ordenó a los agentes judiciales que lo acompañaban: “Llévenselo al Campo Militar No.1”... y nunca más se supo del destino del profesor.

Esa arbitrariedad se cometió en las postrimerías del gobierno de Díaz Ordaz y poco después empezó la terrible persecución de Echeverría hacia la disidencia, los encarcelamientos injustos y las desapariciones forzadas, acciones que llevaban emparejada la tortura, como hermana siamesa y de una crueldad inaudita.

Estos hechos constituyen una aflicción que no acaba, que no termina, que no parece tener fin. Tal vez, quienes ordenan esta práctica inhumana, ni siquiera piensan en lo que causan a los familiares de las víctimas y quizá quienes ejecutan lo que ordena el mandato, sienten una obligación indiscutible y “de beneficio para la patria”... sin detenerse a pensar, que son crímenes de lesa humanidad.

Del sexenio foxista a hoy, la brutal represión se ha ido contra los trabajadores, sin importar quiénes son y de qué grupo o sindicato forman parte. En Cadereyta, Jiménez, NL, sindicalistas petroleros fueron desaparecidos, entre ellos, el secretario general de la sección 65 del sindicato, un hermano y un cuñado de éste y más de 30 sindicalistas, entre trabajadores en activo y jubilados, así como un ex alcalde de ese municipio.

Recientemente, seis policías judiciales federales y un civil que los acompañaba como chofer, fueron desaparecidos en Michoacán, y ninguna autoridad informa que se hayan hecho gestiones para averiguar su desaparición... hace pocos días, recibí la denuncia de la desaparición de nueve jóvenes, originarios de Guasave, Sinaloa, que fueron contratados por la empresa Nextel de México, para la instalación de antenas de microondas para ampliar su red de comunicaciones en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Tenían su domicilio en la calle Chihuahua No. 1701, esquina con 20 de Noviembre de la colonia Guerrero, de donde fueron secuestrados violentamente el 20 de junio de 2009, “por elementos policiacos, que iban armados, encapuchados y uniformados”. Desde esa fecha, sus familiares no saben absolutamente nada de ellos.

Como estas familias hay muchísimas en todo el país y las autoridades nada hacen por poner fin a estas terribles violaciones al mandato constitucional y a los derechos humanos. ¿De qué sirve , qué objeto tiene el hacer ruido con bombo y platillos sobre las bondades de las reformas constitucionales, si las leyes no se obedecen, si su mandato no es respetado por quienes gobiernan... y peor aún, si se miente y se afirma que son acciones llevadas a cabo “por el crimen organizado”, cuando hay testimonios de que son policías y soldados los que cometen semejantes atrocidades?

Nosotros, familiares de los desaparecidos políticos a pesar del tiempo transcurrido y de la repetición ominosa de la infame práctica, no hemos dejado de luchar y no dejaremos de hacerlo mientras tengamos vida y aparte, sembramos la semilla de nuestra inclaudicable lucha en las generaciones jóvenes. Nos mueve la esperanza de lograr hacer de México un país como lo soñaron nuestros hijos y familiares desaparecidos y nos mueven el dolor intenso de nuestras almas y la esperanza de ponerle fin a una aflicción que nos hace mucho daño. Anhelamos que llegue a su fin.

Dirigente del comité ¡Eureka!

Fuente: El Universal
Difusión AMLOTV

No hay comentarios: