jueves, 22 de abril de 2010

Dante Delgado y el insepulto cadáver del PRD en Veracruz

Pulso crítico
J. Enrique Olivera Arce

Hace ya algunos meses comenté que a mi juicio el PRD en Veracruz había pasado a mejor vida, encontrándose el cadáver aún insepulto. El tiempo, sus victimarios y la zopilotada que le ronda, lo confirman.

Tras un nuevo cochinero, Uriel Flores Aguayo, ex diputado local, uno de los fundadores del PRD con mayor presencia en ese partido y aspirante a la Alcaldía de Xalapa, declaró hoy lunes a los medios que la crisis de su partido es profunda y carece de autoridad, por lo que impera el caos. “El partido es un muerto viviente, casi como un zombie que algunos traen cargando. El colmo es que algunos todavía quieren robarle los zapatos o el diente de oro al difunto” En corto nos afirmó que el PRD en la entidad está liquidado. “Lo mejor de la militancia ya se fue”.

No podría pensarse de otra manera. Los intereses espureos y encontrados de los diversos agrupamientos que en Veracruz responden a las tribus cupulares del PRD y a un presumible pacto en lo oscurito con el gobernador Fidel Herrera Beltrán, se han encargado, efectivamente, de liquidar todo viso de organización y vida democrática partidista desde que tuvieran lugar las elecciones federales del 2006, si no es que antes, cuando decidieran sumarse a los requerimientos de “gobernabilidad” del titular del ejecutivo.

El mismo lunes la prensa difunde la información sobre un presunto distanciamiento entre el presidente nacional del partido del sol azteca, Jesús Ortega, y el candidato de la coalición Convergencia-PT-PRD, Dante Delgado Rannauro, así como la decisión del Partido del Trabajo de dar marcha atrás en las alianzas pactadas con el PRD y el PAN en diversas entidades federativas, atendiendo a una recomendación de Andrés Manuel López Obrador. Conformándose un nuevo escenario en el desarrollo del proceso electoral veracruzano, que, objetivamente, apuntaría a una ruptura de Convergencia con el PRD y a la disolución de la alianza de centro izquierda en vísperas de su registro formal ante el Instituto Electoral de Veracruz, quedando restringida la coalición únicamente al partido naranja y el PT.

Cualquier otra posibilidad planteada por los grupos perredistas en pugna, en el sentido de decidir de última hora mantener la alianza, por sí o a instancias de Jesús Ortega que desmiente al PT insistiendo que la alianzas están en firme, incluyendo la que se firmara en Veracruz, dadas las condiciones existentes prácticamente sería irrelevante el aporte de lo que queda del PRD a la coalición de centro izquierda y, como afirmara en artículo anterior, sí un pesado lastre para Dante Delgado Rannauro frente a una ciudadanía harta de los constantes cochineros perredistas.

Liquidado de facto el PRD en Veracruz, carece de fuerza alguna para ejercer “chantaje” o presión para que Convergencia y el PT se plieguen a los muy particulares intereses de quienes rondan en torno al féretro. Así que, como expresara el ex gobernador de Zacatecas, Ricardo Monreal, “Más vale solos que mal acompañados”. Expresión que en su momento vertí en artículo anterior en el que señalaba que Dante Delgado no debería confiar en la difusa y corrupta dirigencia del PRD.

A unas horas de que venza el plazo legal para el registro de la coalición de centro izquierda electoral, el tiempo parece darnos la razón. Convergencia y el PT no tienen nada que hacer con el partido del sol azteca en Veracruz, salvo recuperar a los varios miles de perredistas bien intencionados que, de buena fe, confiaran en su partido como opción de cambio y transformación del país. Sí, aquellos que, como afirma Uriel Flores Aguayo, ya se fueron, o bien, están por irse, empezando por quienes integrados al movimiento social que encabeza Andrés Manuel López Obrador nuevamente se sienten traicionados.

Si el aventurarse a llevar como lastre al PRD está en el ánimo de Dante Delgado, muy a pesar de lo que la ciudadanía percibe de este partido en la entidad, sin duda requerirá de mucha inteligencia, mucho trabajo político y mucho ojo para no dejarse desbarrancar por sus compañeros de camino en la búsqueda de la gubernatura.

La política es veleidosa. De un día a otro cambian las circunstancias y, con ello, la correlación de fuerzas, objetivos y prioridades. Esperemos que Dante, Convergencia y el PT, tomen la decisión tanto más acertada como oportuna, para que no tengan que lamentarse por cargar a cuestas con el insepulto cadáver y los zopilotes que le merodean.

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Difusión: soberanía popular

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