De entre lo malo.
Sin negar que la decisión que tomaron los senadores priístas de no condenar a Cuba por los presos políticos. Por haber dejado morir de hambre al activista Zapata quien falleció a los 85 días de haber suspendido su alimentación. Y por no hacer nada para evitar que Guillermo Fardiñas, quien se encuentra en una extraña huelga de hambre, pues lo alimentan vía endovenosa y así pudiera seguir vivo mucho tiempo, corra la misma suerte.
Puede obedecer a que mal nos veríamos pidiendo la liberación de presos políticos a otros gobiernos. Además de que correríamos el riesgo de que nos dijeran lo mismo. O peor, que primero liberáramos a los que tenemos nosotros, antes de andar abogando por los demás.
Sin embargo, como la decisión se tomó respaldada en la Doctrina Estrada, que establece el respeto por la autodeterminación de los pueblos. Basada por supuesto en el principio juarista del respeto al derecho ajeno, se puede decir que es lo mejor que se pudo haber hecho.
Siendo una lástima que en otros asuntos de tanto a más interés social, los honorables senadores no sean tan aplicados.
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