El cambio

Muchas preguntas abre la propuesta de cambio del gobierno del presidente Felipe Calderón. Es una buena señal que busca fijar en la agenda nacional la posibilidad de un debate sobre el rumbo de México. Sin embargo, hay dudas sobre su viabilidad y falta claridad sobre la profundidad real de esa transformación, que implica romper el estado de privilegios y los intereses creados en algunos de los principales poderes fácticos del país.

¿Hay la voluntad y la capacidad para enfrentar esos privilegios en los sectores de telecomunicaciones, empresarial, sindical y entre la propia clase política o se trata solo de un gatopardismo con miras a un reposicionamiento político para intentar evitar perder la Presidencia de la República en 2012? ¿Hay acuerdo entre Calderón y el PRI para aprobar reformas estructurales en lo político, fiscal, telecomunicaciones, laboral y regulación? ¿Quién y cómo pagará los costos político-electorales en un año donde se disputarán 11 gubernaturas? ¿Cómo reaccionarán las televisoras y los grandes empresarios nacionales y extranjeros? ¿Hay liderazgo, visión y tiempo para los grandes acuerdos antes de que el país caiga en una espiral de inestabilidad social e ingobernabilidad en un simbólico 2010? Demasiada incertidumbre dada nuestra limitada cultura democrática, inmadurez y mezquindad políticas, concentración de poder político y económico y creciente presión social.

Para muestra basta un ejemplo. Ya hay una polémica en torno a la propuesta de reelección de legisladores y alcaldes, reducción del Congreso y el referéndum. Sin duda, es evidente el avance democrático que significarían esos cambios políticos, sobre todo hacia un empoderamiento ciudadano, pero partidos políticos y gobernadores han rechazado esa implícita transferencia de poder. Y en el caso concreto del referéndum: ¿Cómo hacerlo viable y eficaz sin modificaciones legales que permitan el acceso equitativo a los medios de comunicación para evitar que las televisoras privadas induzcan y manipulen los grandes cambios nacionales?

La discusión está abierta y en la víspera del Centenario de la Revolución y el Bicentenario de la Independencia, hay mitos y riesgos a vencer pero grandes oportunidades para darle viabilidad a la nación.

Fuente: El Periódico

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