Ni los ven ni los oyen
Este fin de semana fue una jornada de protestas. En el mundo, hubo manifestaciones previas a la cumbre de Copenhague –que empieza hoy– para presionar a los países a llegar a un acuerdo para la reducción de emisiones de CO2. En Italia, miles de ciudadanos encabezados por intelectuales y artistas tomaron la calle para exigir la renuncia del primero ministro, Silvio Berlusconi, protagonista reciente de numerosos escándalos.
En México tuvimos lo propio. El viernes, en el aniversario 95 de la entrada de Francisco Villa y Emiliano Zapata a la ciudad de México, los electricistas del SME tomaron metafóricamente la ciudad.
El sábado, la Marcha Mundial por la Paz –movimiento antiarmamentista que inició en nueva Zelanda el 2 de octubre y terminará el 2 de enero en Punta de vacas, Argentina– pasó por la ciudad de México, con una jornada de activismo, y música en Chapultepec, Ese mismo día decenas de enlutados caminaron por las calles de Hermosillo, Sonora, al cumplirse seis meses del incendio en la guardería ABC, que provocó la muerte de 49 niños.
Ayer domingo, en Ciudad Juárez –una ciudad que termina el año con más de 2 mil muertos–, miles salieron a demandar de las autoridades una solución a la violencia.
Demasiados problemas, para un fin de semana. ¿Y dónde estaban las autoridades responsables de atender estas demandas?
Felipe Calderón, con su esposa e hijos, paseaba por el Teletón, el meganegocio “filantrópico” de la empresa a la que ha exentado impuestos. Marcelo Ebrard, jefe de gobierno del DF, encendía el árbol de navidad más grande del mundo, con el cual sumaba otro Guiness a su lista de récords inútiles. Y los gobernadores de Sonora y de Chihuahua brillaron por su ausencia.
Esa es la tragedia mexicana. Nuestros gobernantes siguen creyendo que todo se resuelve con cámaras de televisión. Y mientras los ciudadanos los dejemos, México se seguirá hundiendo.
Fuente: El Periódico
Difusión AMLOTV
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